CARLOS RAMÍREZ
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@carlosramirezh
El dato más revelador del momento político mexicano es el de la rebelión de las élites.
Lo malo, sin embargo, es que esa rebelión no ha significado la construcción de nuevos liderazgos sociales sino que se agota en conductas personalistas que por lo mismo son absorbidas en automático por la antropofagia del sistema político priísta.
Se trata de una falsa ciudadanización, aunque involucre a ciudadanos metidos en política sin representación de clase ni de sector y engullidos por las fauces trituradoras de los partidos.
Los columnistas Katia D´Artigues y Miguel Angel Velázquez van como diputados constituyentes del PRD para el DF, la articulista Denise Dresser había aceptado serlo y no se supo por qué no apareció en listas pero ha participado en mítines antisistema, el académico Jorge G, Castañeda y el conductor de radio Pedro Ferriz de Con quieren ser candidatos independientes a la presidencia de la república, entre ortos ciudadanos interesados en entrarle a la praxis política.
Los nuevos cuadros políticos −dentro o fuera de los partidos− salieron de espacios de la sociedad civil; su participación en la praxis política tendría quizá más argumentaciones a favor que en contra, pero al final los resultados serán los mismos: como ya ocurrió con el independiente Jaime Rodríguez El Bronco, la independencia no puede operar en un sistema político de estructuras de poder dominadas por los partidos y los grupos de interés.
El acceso al poder directo ha sido siempre una tentación de ciudadanos sin militancia pero al mismo tiempo ha representado un sendero difícil de transitar sin perder la autonomía. Por tanto, la política independiente sólo aporta algunas posibilidades a la hora de los votos pero casi ninguna al momento de ingresar en las estructuras de poder.
La solución no radica en no militar sino en saber las exigencias de recorrer ese camino. En el periodo 1985-1988 Heberto Castillo fue diputado socialista y en 1994 fue senador, pero en sus gestiones tuvo menos efecto que sus artículos en la revista Proceso.
Miguel Angel Granados Chapa fue candidato de la alianza PRD-PT al gobierno de Hidalgo en 1999, pero apenas registro 14% de los votos y abajo en tercer lugar.
México no vive el parlamentarismo de los años de la Reforma en el siglo XIX como para prever que los periodistas influían más como legisladores. Tampoco están dadas las condiciones para cumplir el modelo de Gramsci de convertir a los intelectuales en los líderes de la superestructura cultural para marcar rumbos sociales.
En España los profesores de ciencias sociales crearon uno de los movimientos partidistas más novedosos y consolidados: Podemos, que recogió las protestas de los indignados del 2011. Los líderes franceses y alemanes del 68 apenas pudieron encontrar algunas posiciones en el Parlamento europeo pero con resultados mucho menores a los que consiguieron liderando las marchas en las calles de París y Alemania.
Los periodistas, ciudadanos activistas y politólogos se han rebelado como élites en los espacios de la sociedad civil, pero han terminado rumiados por las estructuras de poder de la sociedad política. Al final, en el DF, el PRI y el PAN definirán el rumbo de la Constitución despuntando las intenciones socializantes de la propuesta del PRD.
Los cambios las hacen las masas y las élites consolidan reformas cuando en los hechos lideran a las masas. En la realidad, las élites no hacen revoluciones, aunque pueden detonarlas.
Política para dummies: La política es el compromiso con la sociedad, no la utilización de la sociedad para ambiciones personales.