Por: Carlos Ramírez
Con evidencias de que por sí mismo y cada quien por su lado el PAN, el PRD y Morena no van a ganar la elección presidencial de 2018, el Estado de México será el laboratorio político del conflicto preelectoral del año próximo.
La protesta de Morena era inevitable, cantada desde 2006, porque López Obrador sólo acepta resultados electorales cuando lo benefician. El PRD encontrará en los resultados de su candidato mexiquense Juan Zepeda la posibilidad de haber tocado piso y tenido unrebote, pero usará la protesta contra el PRI para lavar las manchas que le dejó en el PRD su subordinación al PRI de Peña Nieto en las reformas estructurales de 2013-2014.
El PAN va a lopezobradorizarse en función no tanto de Josefina Vázquez Mota y el peor fracaso electoral desde 1981 en la entidad, sino como parte de la estrategia de su dirigente nacional, Ricardo Anaya, para revertir la derrota que le achaca su contrincante interna Margarita Zavala de Calderón y crear un tema superior que le permita seguir regenteando el cargo de presidente nacional como parte de su candidatura panista a la Presidencia de la República.
Lo que queda son las razones oscuras del PAN: regresar a las concertacesiones que le dieron vida artificial con Carlos Salinas de Gortari, catafixeando la Presidencia por dos gubernaturas en 1988. Por ello el PAN avaló la victoria de Salinas en el colegio electoral y a cambio Salinas les obsequió las gubernaturas de Baja California y Guanajuato.
El PRI utilizó todo su arsenal para evitar la derrota en el Estado de México como parte de su posicionamiento en las elecciones presidenciales del año próximo. Además del cargo, el PRI quiso evitar la victoria de Morena para impedir que López Obrador ejerciera electoralmente en 2018 la bolsa de 270 mil millones de pesos del presupuesto mexiquense. Y de paso aplastar al PAN en uno de sus corredores electorales más importantes.
De ahí el hecho de que PAN, Morena y PRD estén escalando mediáticamente la crisis poselectoral en el Estado de México, a pesar de que ha quedado demostrado que los tribunales electorales no deciden por presiones mediáticas. En 2006 López Obrador instaló un plantón de tiendas de campaña a lo largo de Paseo de la Reforma para obligar al Tribunal Electoral a declararlo ganador y fracasó. Por eso buscó romper el orden constitucional ordenando al PRD que impidiera la toma de posesión de Calderón en el Palacio Legislativo.
PAN, PRD, López Obrador y Morena suelen escalar la violencia poselectoral declarativa en tonos que contrastan con sus escasas posibilidades de ganar en tribunales. La agresividad mediática de Anaya y Vázquez Mota son correlativas de su desplome electoral: 11.3 por ciento de votos, cuarto lugar estatal, ganó sólo un distrito, 22.4 puntos porcentuales abajo del candidato priista y casi 1.4 millones de votos menos. El PAN perdió porque Vázquez Mota fue la peor candidata de su historia electoral nacional.
López Obrador va a aprovechar sus protestas para mantenerse en primeras planas de medios y obtener publicidad gratuita con declaraciones diarias que le lleven a fijar la agenda nacional cuando menos hasta septiembre que tome posesión el nuevo gobernador, todo ello con miras a fortalecer su posicionamiento electoral en las elecciones presidenciales de 2018.
Lo malo es que la oposición anti-PRI le apostará de nuevo al conflicto y no a una reforma electoral de emergencia.
Política para dummies: La política es el arte de tratar de vencer al adversario por cualquier vía.
2018 hoy: PAN se lopezobradoriza y AMLO crea conflicto preelectoral
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