Con celeridad inusitada, que resultó un descontón a la autoridad, se posicionó la versión de que responsables de agredir a integrantes del campamento pro Paseo Tollocan son policías, vestidos de civil, pero al fin y al cabo integrantes de los cuerpos de seguridad que bien podrían ser, según los comentarios, municipales, estatales, federales o más, hasta enviados por algún privado… Ante las evidencias sería ocioso y necio cuestionar si los golpearon poquito o mucho. Quien lo hizo logró su propósito, somos muchos indignados y lo que le sigue de enojados…
Pero es aquí donde vale la pena hacer un alto para tratar de entender quién resulta ganador de esta ruin y vil estrategia… Si es verdad que fue la autoridad, pues qué chambón y teto es el asesor que lo propuso, que lo corran y exilien del país… Si fue de los “empresarios afectados” que los castiguen severamente… Si fue por parte de los intereses políticos ocultos que se colaron como la humedad en el movimiento, que los exhiban y, claro, castiguen conforme a la ley… Pese al coraje y a la ira, es necesario también analizar más a fondo lo sucedido… Si el gobierno hubiese querido actuar de esa forma, pues no veo algo que los detuviera.
Oportunidades fueron muchas, además con cierto margen para justificar la acción.
¿Por qué lo harían ahora que no había necesidad?… Es el mismo caso de los “empresarios afectados”, por qué esperar hasta ahora para mandar a hacerlo.
Siendo sinceros lo pudieron haber hecho antes y, como algunos piensan, dicen y suponen, no perder tanto dinero… Tanto gobierno como empresarios perderían mucho más con una acción así. Por eso digo que, si es el caso, se debe correr a los tetos que lo sugirieron… Nos queda lo político. Aquí las cosas se cuecen aparte, los intereses son mayores y las traiciones igual; se habla de poder, no de dinero…
Luego entonces ¿de quién es el interés de culpar al gobierno o a la IP de ser los agresores? ¿Quién gana con ello? ¿A quién le urge hacerse invisible y desviar la atención a otro lado?… Cierro pico.