Pareciera que las habilidades desarrolladas al paso de los años por el señor Andrés Manuel López Obrador han sido muchas, ricas y variadas. También las mañas, y ésas le han resultado muy apropiadas para los momentos álgidos y los avatares propios de la coyuntura en la mayor parte de las veces. El tabasqueño ha sabido subsistir políticamente durante mucho tiempo, y planea seguir haciéndolo porque forma parte de su naturaleza. Vaya, si alguien puede tildarse de ser un verdadero “zoon politikon” es el hombre de Macuspana.
Mientras sus adversarios están ocupados en buscar la forma de llegar a ocupar las candidaturas, él solamente se tiene que preocupar de mantenerlos en temas que ha venido diseñando para cerrar el círculo de la encerrona que les ha estado preparando y construyendo.
Para decirlo de forma más certera, Andrés Manuel López Obrador es por ahora el principal protagonista y dueño de los elementos de la agenda política del país.
Ahora se ha sumado a la propuesta de que sean tres los debates, o los que se determinen entre quienes compitan por la Presidencia de la República en el 2018, con la condición de que asistan todos a los encuentros y no sólo los punteros en los dos últimos como lo plantea el Instituto Federal Electoral. Con este cuestionamiento a las decisiones del Consejo General pasó a la siguiente etapa del desgaste. Ahora no le gusta que solamente asistan los punteros a los dos últimos debates, y pone como condición que vayan a todos.
El Gobierno Federal y los gobiernos locales se han convertido en entes reactivos a sus desplantes y seguirán en el garlito hasta en tanto no entienden que sus reacciones son los que le otorgan fortaleza. López Obrador está marcando el rumbo del debate público y direccionando la agenda de la coyuntura electoral, y la mejor muestra de ello es lo que ayer ocurrió en la Cámara de Senadores, donde movió sus hilos para dar al traste con el tema del fiscal electoral.
El Senado no alcanzó quórum para votar la convocatoria y elegir al fiscal electoral que suplirá a Santiago Nieto Castillo, lo que fue altamente festinado por los integrantes del Movimiento de Regeneración Nacional y el Partido del Trabajo. Claro está que a ello hay que sumar el hecho de que se abstuvieron de votar Héctor Larios, Francisco Búrquez y Silvia Leticia Martínez, principal indicativo de la división que existe en el albiazul.
Con este tipo de actitudes resulta muy claro para el tabasqueño que con quien tendrá que competir es con los tricolores, porque de panistas y perredistas se está encargando Ricardo Anaya, quien sigue pensando en ser el candidato del frente PAN-PRD-MC. El señor López Obrador acaba de enseñar el largo colmillo que tiene y las mañas que seguramente utilizará para ganar la elección presidencial del año venidero, pero lo peor de todo es que del otro lado ni cuenta se han dado por la facilidad con que los está manipulando. Al tiempo.
 

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