La despetrolización de las finanzas públicas se ha convertido en una tarea obsesiva de los gobiernos. Sin embargo, ahora el anuncio de que se despetrolizará la economía en la región sur-sureste es una señal de que en México, por el momento, el petróleo no es la solución para la economía.
El presidente anunció que por la reducción de inversiones y la plantilla laboral, así como la caída en los precios del crudo, Tabasco y Campeche recibirán una serie de apoyos para la reactivación y desarrollo productivo.
De acuerdo con los primeros resultados, con las leyes secundarias en materia energética en los temas fiscal, de egresos e ingresos hay objetivos para aspirar a la despetrolización de las finanzas públicas. Sin embargo, no debe ser sólo una aspiración ideal, sino que se debe trabajar para consolidar ese proyecto y dejar que no se convierta en un lastre transexenal, como lo ha sido a lo largo de la historia.
El anuncio presidencial es una señal de alerta y lo urgente es fortalecer a Pemex para ponerla en un mismo plano de igualdad frente a otros competidores, quienes ante la apertura tendrán la capacidad de explotar los recursos mexicanos, pero con un modelo fiscal estricto que garantice la renta de todos.
El objetivo es claro y se debe buscar la reducción de la dependencia que tienen las finanzas públicas del petróleo y avanzar en fuentes alternativas. Además de que se espera que con los cambios en materia energética se conviertan en una palanca de desarrollo, crecimiento económico, atracción de inversiones y generación de empleo.
Hay una expectativa alta, además de que se busca que las finanzas públicas mexicanas dependan de los ingresos petroleros, pues en promedio más de 30 por ciento de los ingresos presupuestarios del Gobierno Federal provienen del crudo.
El reciente anuncio es una señal de que la preocupación llegó al bolsillo gubernamental.
CARLOS ALBERTO MARTÍNEZ