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Opinion

Auctoritas

Al parecer, a los estudiantes del Instituto Politécnico Nacional se les olvida que su movimiento provoca una mala reputación a su curriculum y a la institución. Además de que la interpretación que se da es que son movimientos que surgen para desmotivar a los jóvenes para estudiar en la educación pública y mejor mirar a la educación privada.

Para la crítica y la manifestación canalizan esfuerzos; sin embargo, para apostarle a un futuro sólido y con consensos se ve difícil y alejado de su radar. Ello redunda en el futuro en titularse como especialistas en “la mentada” y en la industria de la protesta. Y olvidan que en los próximos años se pondrán en marcha modelos de financiamiento para impulsar la inversión privada en la infraestructura física escolar.

De acuerdo con el Programa Sectorial de Educación 2013-2018 para ampliar y mejorar la infraestructura y el equipamiento de la educación media superior y educación superior priorizar las inversiones destinadas a la ampliación de la infraestructura en las escuelas que tengan espacio y cuyo modelo educativo lo permita.

Mantener el modelo educativo anacrónico sólo provoca que se tenga un bajo nivel de gasto absoluto, aunado a una serie de ineficiencias, hace que ciertas áreas importantes del quehacer educativo se encuentren desatendidas y presenten rezagos.

Los estudiantes del IPN al pedir distancia de la SEP se le apuesta al atraso y a la falta de inversión.

La riqueza de un país depende más de sus recursos humanos que de los naturales. A mayor educación mayor renta. Esto es una ventaja, ya que mientras los recursos naturales son limitados, la educación, en cuanto fuente de riqueza, es ilimitada. Sin embargo, aun cuando estos ajustes y estas transformaciones se llevaran a cabo con la mayor rapidez posible, sus efectos no empezarían a ser perceptibles hasta después de varios años.

CARLOS ALBERTO MARTÍNEZ

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