La igualdad laboral es un asunto que se debe atender, ya que es el inicio de las grandes brechas económicas; sin embargo, las desigualdades que se perciben en el ámbito del trabajo no son mayores que las que se producen en otros campos de la vida social.
No sólo se trata de un tema que se aborda desde una perspectiva de inclusión, sino que también tiene un componente importante en el desarrollo económico.
Por ejemplo, en el país existe la Norma Mexicana de Igualdad Laboral y No Discriminación en la que se consideran 14 requisitos entre los que se incluyen disponer en los centros de trabajo de una política explícita en esa materia.
También contar con un proceso de reclutamiento y selección de personal sin discriminación.
De acuerdo con las Naciones Unidas, la igualdad entre mujeres y hombres en los hechos cotidianos todavía está muy lejos de alcanzarse, pese a los progresos en las legislaciones y las instituciones que se han creado para enfrentar la desigualdad de género.
Incluso la Organización Internacional del Trabajo (OIT) también recomienda políticas de acción afirmativa con objetivos, metas y cuotas para gobiernos, sindicatos, patronales y empresas.
El organismo sugiere que los sistemas educativos deberían estimular la igualdad de trato.
La OIT desarrolló una agenda para la comunidad que se logra a través de la aplicación de cuatro objetivos estratégicos, que tienen como eje transversal la igualdad de género. El primero es generación de empleo; segundo, garantizar el derecho de los trabajadores; tercero, promover la inclusión de las mujeres en los espacios laborales con las mismas oportunidades y retribuciones justas; cuarto, promover el diálogo social.
CARLOS ALBERTO MARTÍNEZ