CARLOS ALBERTO MARTÍNEZ
drcamartinez@capitaldemexico.com.mx
@drcamartinez
La inversión en las energías limpias debe ser una solución y no verse como un problema o una “obligación”. Gobiernos e iniciativa privada pueden ver en esta área nuevas alternativas de ahorro y de convivencia con el, tan dañado, medio ambiente. El tema obliga a tocar intereses económicos.
Según los especialistas es necesario avanzar hacia un mejor conocimiento de los efectos económicos y sociales vinculados con el crecimiento de las energías renovables en un territorio determinado. Además, indican que la dimensión del sector de energías renovables aporta escenarios para estas energías en el horizonte del año 2030 y presenta cifras macroeconómicas referidas tanto al impacto de las inversiones que serían requeridas en cada escenario analizado como al sector eléctrico resultante en cada uno de ellos.
Lo que se advierte es que dentro de 14 años es que gracias a las vías renovables en la economía y las interdependencias entre sectores y mercados; demostrando que si se alcanzara 36 por ciento de generación renovable en el mix energético global en 2030, se lograría un incremento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial de 1.1 puntos porcentuales. Con esos datos, las economías tienen la obligación de buscar alternativas y no sólo por la cuestión ambiental sino por el interés e impacto positivo en la economía.
Los gobiernos deben entender que con el uso de tecnologías limpias y con una plataforma estratégica nacional para la creación de empleos, fomentando la innovación y el establecimiento de industrias locales. Se espera que la demanda de energía primaria crezca 36 por ciento a nivel mundial entre 2019 y 2035, y la mayor parte del volumen de ese nuevo uso de energía (93 por ciento) procederá de los mercados emergentes.