Qué bueno que el despertar de la democracia propició la alternancia en la estructura gubernativa del país en el año 2000, aunque de manera previa en la elección de Jefe de Gobierno del Distrito Federal en 1997, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano haya triunfado y gobernado por tres años a la capital de la República e iniciado una etapa de hegemonía para el Partido de la Revolución Democrática que sobrevive hasta ahora.
Después vendría como interina Rosario Robles, y posteriormente Andrés Manuel López Obrador, quien gobernó hasta 2005 para buscar la Presidencia de la República, dejando a Alejandro Encinas para que terminara el periodo.
De 2006 a 2012 se encargó del Gobierno Marcelo Ebrard Casaubón, y de 2012 a 2018 Miguel Ángel Mancera, con quien al parecer podría triunfar nuevamente una fórmula designada y liderada por el “Mesías Tabasqueño”, Andrés Manuel López Obrador, quien tiene la seguridad de que la tercera es la vencida.
El problema que se avisora en el corto plazo es la fragmentación del voto, y que ningún partido pueda conformar mayoría en las cámaras de Diputados y Senadores, con lo que se obligarían algunas fuerzas políticas a formar mayorías con proyectos consensuados para otorgarle viabilidad y gobernabilidad al Congreso. Quizás esta circunstancia nos orillará a incrementar la negociación democrática para seguir avanzando, o que la polarización otorgue mayoría calificada al señor López y pueda imponer un gobierno populista.
En cualquier escenario las cosas se pondrán difíciles y podremos comprobar la resistencia de nuestro sistema político, o bien de constatar que la amenaza de un gobierno populista y voluntarista fue real y estaremos obligados a padecerlo.
La crisis legislativa que se presenta hoy en la Cámara de Diputados es el principal indicativo de lo que nos espera en el caso de que nadie alcance la mayoría calificada. Lo cierto es que los especialistas han venido alertando acerca de la fragmentación del voto en la siguiente selección, y hasta ahora nadie alcanzaría una mayoría calificada para darle rumbo y dirección al país.
El primer escenario ante una circunstancia como esta, es que los partidos políticos busquen alianzas para implementar acciones programáticas que le otorguen rumbo y viabilidad a las acciones de gobierno, o en su caso continuidad a los programas sociales para mantener sólidas sus alianzas electorales. El otro es que se den reacomodos en un escenario cargado de propuestas ideológicas para diferenciarse unos de otros no tan sólo en el ejercicio político, sino en el administrativo.
El segundo escenario, y no por ello menos tortuoso y complicado, será que los institutos políticos salgan a las calles con propuestas firmes, a solicitar el aval de los ciudadanos para reforzar la iniciativa popular y darle legitimidad a la propuesta programática. En ambos escenarios lo previsible es el caos, y quien ya se preparó para ello es el tabasqueño que ofertó que sus iniciativas buscarán “ el apoyo del pueblo”. Sin lugar a dudas está dando clases de “Populismo Democrático” previendo el caos. Al tiempo.
Caos Democrático
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