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Opinion

#Columna7 Cultura de odio

Jorge Álvarez Colín

Qué difícil comprender los cambios y transformaciones en nuestra sociedad, cómo explicar en breve espacio lo que está pasando en la vida cotidiana de México, son muchos problemas que tienen conexión, en particular hay uno que está destrozando la entraña de la familia y sus vínculos más íntimos.

En México, según datos de la ONU Mujeres, en los últimos tres años se ha elevado escandalosamente los feminicidios, de 2015 a 2022 se ha registrado un incremento del 121%, en origen son homicidios que se presentan en mujeres y que según el Código Penal Federal en su Art. 325, señala sus características para tipificar al delito como tal. Así mismo el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) reporta que 5,790 son víctimas de este delito, preocupantemente los homicidios en féminas menores de edad que se tiene registro son 7,694, de las cuales sólo se tipifican 576 como feminicidios y esto porque deben incluirse en escenarios o circunstancias muy específicas, ¿dónde quedan los otros 7,118 homicidios?, una suma mayor que la totalidad de casos reconocidos.

Qué es lo que despierta esta saña contra el género femenino, ¿qué lo mueve y qué consecuencias está dejando?, algunos Sociólogos y Psicólogos opinan que existen factores que alientan estas conductas, algunos exógenos y otros endógenos, entre los primeros se mencionan a la indefensión, desprotección, incapacidad, desamparo, en los endógenos encontramos, superioridad, obsesión, subordinación, desequilibrios o distorsiones entre otros, lo que siembra dolor, enojo, impotencia y venganza.

Las consecuencias de esto no son sólo para las víctimas o para las autoridades encargadas de la impartición de justicia, sino que se desatan daños colaterales de carácter colectivo en lo social, cultural, legal y jurídico, en lo político y económico, por precisar sólo algunos, ¿hacia dónde vamos con este grave problema? Estamos construyendo una cultura de destrucción, basada en el abuso, el enfrentamiento y lucha de géneros, pero sobre todo, en la pérdida de identidad social, el olvido de valores y el odio.

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