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#Columna7 El México de Echeverría

Jorge Álvarez Colín
 

Luis Echeverría Álvarez, presidente de México 1970-76, político que vivió una etapa compleja, se formó al interior del partido hegemónico (PRI), donde era difícil crecer entre grupos poderosos y hasta antagónicos, quienes decidían entre otras cosas, la sucesión en el país. Recordemos que su antecesor Gustavo Díaz Ordaz, deja el cargo con enérgicos reclamos, con […]


Luis Echeverría Álvarez, presidente de México 1970-76, político que vivió una etapa compleja, se formó al interior del partido hegemónico (PRI), donde era difícil crecer entre grupos poderosos y hasta antagónicos, quienes decidían entre otras cosas, la sucesión en el país.

Recordemos que su antecesor Gustavo Díaz Ordaz, deja el cargo con enérgicos reclamos, con división en su partido y en el país, entre otras cosas, porque su candidato no era Echeverría sino Alfonso Corona del Rosal, lo que obligó a distanciarse de Díaz Ordaz y plantear en su campaña, una renovación, diálogo, crítica y autocrítica, así como una apertura democrática, entre otros temas, que para la época eran preocupantes para los dueños del poder.

El periodo de Echeverría fue un intento por hacer una campaña populista y ejercer políticas públicas socialistas, primero, porque requería un enemigo y ese no podían ser sus adversarios, pero podría  abanderar  todo lo que a Díaz Ordaz se le señalaba, aún y cuando a él se le involucraba también, esto provocó que la gente lo viera como el redentor y justiciero del tema Tlatelolco, aunque sí fue responsable de actos deplorables que tuvieron  su conveniencia histórica, sin dejar de ser;  represión,  violación de derechos y asesinatos, lo que lo  marcó para siempre, ya en el poder no permitió que las protestas e infiltraciones de activistas extranjeros contaminaran más el ambiente sociopolítico, hay que decir que en aquel momento Latinoamérica estaba viviendo guerrillas que buscaban el derrocamiento de regímenes desgastados para instalar modelos socialistas que parecían eran la solución al subdesarrollo, hay que decir que muchas de las acciones de Echeverría respondieron a esta tendencia, y que no funcionaron, porque se quisieron implementar por decreto y no como un proceso.

Creo que Echeverría no buscó ese papel en la historia de México, la verdad, fueron más las presiones políticas internas y externas, lo que lo llevó a equivocarse en su mandato y la lección que nos deja es que la política populista no es un proyecto de nación, ni siquiera una ideología, es simplemente un discurso inagotable.