Un día después de las asambleas deliberativas y electivas de Morena, llevadas a cabo en el país, las cuales presumiblemente y de acuerdo con la convocatoria se realizaría un proceso donde habría deliberación, argumentación y debate para que finalmente se procediera a elegir delegados o congresistas, lo cual no sucedió y lo que todos vimos fue algo grave para los intestinos de Morena, un total fracaso en el intento de provocar un impasse, en el súper adelantado proceso de selección de candidatos y la presión que AMLO pretende aplicar a sus adversarios, este madruguete les está provocando vacíos de tiempo que no saben cómo cubrir, haciendo simples rellenos con ocurrencias que resultan trágicas, como estos supuestos ejercicios de democracia.
Los resultados son tan funestos que han sido impugnados por ellos, y que exigen la anulación de los mismos, aprovechando para pedir la renuncia de la dirigencia nacional, más aún ha tenido que ser el presidente quien saliera al quite, con una explicación ingenua de los números y justificar el cochinero en que se convirtió, lo que no fue suficiente y por supuesto debió recurrir al amague de una presunta carpeta de investigación en contra de Enrique Peña Nieto, tema que sabe, es más que taquillero y que le cubriría con una gran cortina, como es y ha sido su estrategia de comunicación, el distractor más rentable para darle la vuelta a cualquier situación que no sepa resolver.
Logró su cometido, pero el tema no es menor, pareciera que esto es parte del pasado y que de aquí en adelante sólo es cuestión de acomodos, lo cierto es que se ha lastimado y ofendido a liderazgos pensantes de Morena que no soportarán convertirse en comparsa de lo que ellos señalaron siempre al PRI, muchos salieron por esa razón, la inconformidad de las decisiones señaladas por un jefe supremo.
Consiguió tiempo para calmar ánimos y compensar a los heridos políticos, pero cuánto le durará la jugada, no lo sabemos, lo que sí sabemos es que seguirá con su mejor argumento de siempre, estrategia distractora.