Cómo dimensionar lo que quiere hacer el presidente con la Guardia Nacional, primero habrá que señalar que de origen refiere una corporación civil, con funciones específicas y claras, el decreto que la crea establece que es una estructura de seguridad facultada para intervenir en todo el país y coordinarse con las policías estatales y municipales, con el objeto de recomponer la estructura de seguridad, la cual fue integrada por personas interesadas, otras de diversas agrupaciones, en algunos casos forzadamente, mostrando de inicio complejidad en su conformación.
Este esquema tan discutido y debatido en las cámaras, finalmente se aprueba y se le da la oportunidad de mostrar desempeño y resultados, cuatro años han transcurrido y su tarea no ha sido tan clara ni fácil en su coordinación con los distintos órdenes de gobierno.
La realidad delincuencial a la que se enfrenta, se ha mostrado más inteligente y poderosa, a tal grado que ha exhibido a la GN y en algunos casos la ha humillado, los datos que se conocen que son públicos de los cuales tenemos reserva de su veracidad, son de miedo y siguen creciendo, no sólo numéricamente, sino que la manera en la que ahora suceden, con más violencia, con sanguinarios actos que se pudieran calificar de terrorismo delincuencial. Pues bien, integrar a la Guardia Nacional al ejército, presenta un gran contraste, pues los militares pasaron por una preparación de carrera y tienen una visión insigne de lo que son y simbolizan, mezclarlos con una corporación de tintes preventivos y capacidades diferentes ofende a quienes son soldados de verdad, es de pensar entonces que la Guardia Nacional será una especie de sub-ejército o un apéndice del mismo.
Quién de los dos se deberá ajustar, los militares a la Guardia Nacional o la Guardia Nacional al ejército, es claro que el problema es la falta de plan y estrategia, pues lo que vemos son remiendos de ideas que no se han podido elevar al rango de políticas públicas, qué triste que el ejército se degrade y que la Guardia Nacional se confunda.