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#Columna7 Orden del Águila Azteca

Jorge Álvarez Colín
 

Hace un par de días, el presidente de México hizo entrega de la condecoración del Águila Azteca a Miguel Díaz Canel, y al tratar de encontrar la justificación y no tenerla, encuentro más una escena de la película “Su excelencia” de Cantinflas, que un meritorio honor a un jefe de estado. Por supuesto que no […]


Hace un par de días, el presidente de México hizo entrega de la condecoración del Águila Azteca a Miguel Díaz Canel, y al tratar de encontrar la justificación y no tenerla, encuentro más una escena de la película “Su excelencia” de Cantinflas, que un meritorio honor a un jefe de estado.

Por supuesto que no es broma, simplemente una analogía, ya que la orden del Águila Azteca instaurada en 1932 en nuestro país, tiene un proceso protocolario por demás estricto y escrupuloso, como debe ser, simbólico para el pueblo mexicano, ya que representa literal lo que su definición institucional señala, el reconocimiento al trabajo humanitario, que a la letra describe, “Reconocer los servicios prominentes prestados a la nación mexicana o la humanidad y así mismo para corresponder distinciones a servidores públicos mexicanos”.

Esta distinción no necesariamente se entrega en periodos establecidos o constantes, más aún es una excepción, un honor para quienes  representan en primer lugar, el respeto y practica de valores fundamentales como los derechos humanos, la libertad, la democracia y la promoción de principios sociales, culturales y cívicos, personajes  que se distinguen por sus aportaciones, como ha sido el caso de algunos galardonados como José Mujica, Nelson Mandela, Mario Vargas Llosa, Bill Gates, el cantante Bono, Felipe VI, Giovanni Sartori, Stuart Gulliver, Rigoberta Menchu, entre otros, variada la lista, pero el asunto es que en este caso no existen razones. Entonces ¿por qué, el otorgamiento?, sencillo, en su definición la presea también señala que es para corresponder los honores o distinciones hechas a servidores públicos mexicanos, y baste sólo recordar que en mayo de 2022 Andrés Manuel López Obrador, recibió la presea José Martí, razón suficiente para agasajarse como lo refiere la película citada, te premio y me premias.

Ojalá y que esta condecoración retome su simbolismo al reconocer a personas que dejan un legado y se convierten en ejemplo de nuestra civilización, si no, sólo serán medallas protocolarias baratas.