Ayotzinapa nunca será aclarado, quedará la historia y sus asegunes, quien tenga interés en investigar encontrará datos de sobra para construir su propia verdad, lo concreto es que estos jóvenes fallecieron y fueron desaparecidos, también es cierto que estaban vinculados a actividades ilícitas, pero el caso seguirá siendo polémico, más allá de lo que realmente haya pasado.

Los familiares de las personas desaparecidas han vivido diversas etapas en esta situación, en principio un gran dolor y angustia, entendible y lamentable, después una manipulación mediática, continuando con apoyo económico y subsidiario, conveniente para quienes han aprovechado la situación de manera política, más que jurídica y humana, y finalmente protagonistas en el caso.

El cierre de la investigación en la administración de Enrique Peña, tuvo una lógica institucional, para acabar con especulaciones, la inmensidad de información y señalamientos no tuvieron el soporte para documentar un caso y las carpetas de investigación que se abrieron no alcanzaron la fortaleza jurídica como para hacer detenciones más allá de quienes si fueron recluidos, todos los demás sólo pasaron por una aduana de sospecha que los incluirá en la narrativa histórica. Es de lamentarse que se hayan cometido errores de procedimiento o en las indagatorias, pero es más vergonzante la detención de Murillo Karam, no podrán sentenciarlo porque él no provocó las muertes y los cargos que le imputan son los mismos que hoy se cometen todos los días en la FGR.

Por cierto, Rosario Robles, fue liberada después de 3 años en prisión, donde no le probaron nada, por no haber elementos para enjuiciarla, todo un desaseo en el proceso y saña en el trato hasta saciar una venganza, ahora bien, se volvería modus operandi si el gobierno tuviera  dos personas encerradas a quienes no hay manera de enjuiciar, pero se libera uno y sigue el circo para el emperador, por supuesto, no hay interés de hacer justicia, es un tema político, pan para el público que asiste al coliseo.