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#Columna7 Semana Santa o Santa Semana

Jorge Álvarez Colín
 

En la memoria de cualquier persona existen fechas y tiempos que señalan circunstancias en nuestra vida, una especie de hitos que nos muestran el camino andado y se conforman de recuerdos y vivencias, algunas muy emblemáticas como lo es la Navidad, Día de Muertos, o las fiestas patrias u otros tan representativos como la Semana […]


En la memoria de cualquier persona existen fechas y tiempos que señalan circunstancias en nuestra vida, una especie de hitos que nos muestran el camino andado y se conforman de recuerdos y vivencias, algunas muy emblemáticas como lo es la Navidad, Día de Muertos, o las fiestas patrias u otros tan representativos como la Semana Santa y sobre ella quiero hacer mis comentarios.

El significado de esta semana está unido a la historia de la humanidad, tanto que es el punto de partida de los tiempos modernos, convirtiéndose en referente universal de nuestra civilización. La Semana Santa es para muchos una oportunidad para el descanso, para otros la ocupación en cosas en receso, unos más, miran la ocasión de distraerse o hacer una pausa cuando su vida se encuentra de manera sobre presionada, una gran mayoría realiza actos de recogimiento y reflexión, para los católicos en particular se vuelve una oportunidad para realizar ajustes, cambios y renovación, inspirados en la vida de Cristo y la rememoración de su pasión.

Cualquiera que sea la situación, la Semana Santa se ha convertido en un tiempo especial el cual planeamos, cuidamos, disfrutamos y vivimos con plenitud, es ese tiempo que imaginamos propicio y adecuado para cualquier actividad como las citadas, pero lo deseado es que nos permita aligerar cargas o pendientes que traigamos sobre nuestras vidas, por eso es tan simbólico este tiempo, Semana Santa o Santa Semana.

En México dadas las circunstancias y excesivas complicaciones que padecemos, estos días se convirtieron en un anhelado momento después de la pandemia, de ese tiempo tan complejo de limitaciones y reservas, de encierro y frustración, por lo que ha sido común observar en las calles, en los destinos vacacionales, en los pueblos y ciudades donde se han retomado costumbres y tradiciones que se habían quedado en un compás de espera, y bajo la necesidad de contar con un tiempo personal cuidado y protegido para hacer de estos días un ejercicio para mejorar nuestra convivencia o nuestra fe cualquiera que esta sea.