El pasado 12 de julio, el presidente López Obrador estuvo en Estados Unidos de visita oficial, pero que no tuvo ni la atención ni la seriedad que esperaría un jefe de estado, la agenda se llenó con actos de cortesía para cubrir la información de los medios, algunos de ellos casi callejeros como el mensaje improvisado de AMLO a mexicanos, que estuvieron en el monumento a Martin Luther King, que se convirtió en una mezcla de la historia de Estados Unidos y México, en versión comentada para alumnos de primaria.
El encuentro con el presidente Joe Biden, se caracterizó porque éste habló de lo que Estados Unidos está haciendo para controlar el ingreso de migrantes a su país, mientras que López Obrador hacía 5 planteamientos; 1 Ofertó gasolina a los vecinos de la frontera con México. Como si la diferencia de costo fuera una prioridad para ellos. 2 ofreció 1000 km. de gasoductos para transportar gas a los estados de Nuevo México, Arizona, Texas y California. Cuando ellos están pensando en combustibles limpios. 3 Eliminar aranceles a los alimentos. Siendo que estos aranceles los define el T-MEC. 4 Plan de inversión privada en la zona fronteriza. Donde ellos invierten 3.4 mil millones en seguridad y México gastará 1500 mdd en chulear sus aduanas. 5 Flujo migratorio a través de visas temporales, desde abril, se han otorgado 300 mil visas y por supuesto que quien entre a Estados Unidos como bracero no regresará a México, aunque viva como ilegal. Estados Unidos no quiere andar persiguiendo indocumentados, lo que le importa es reducir el ingreso de droga, donde han arrestado a 3 mil narcos, han realizado 20 mil operativos y mantienen mil 300 efectivos custodiando su frontera. En todo esto parece que algo no cuadra y es evidente que la visita del presidente AMLO fue un tema para mostrar sus disculpas por no haber asistido a la cumbre, lo que Biden le recordó en varias ocasiones y no como reclamo sino como respuesta a sus propuestas. En suma, un viaje sin objetivos y sin resultados, en donde fue atendido por algunos conocidos.