Los miembros del Partido Revolucionario Institucional tienen un severo problema: no podrán ganar la elección presidencial de 2018 a causa del desastre en que se ha convertido el gobierno de Enrique Peña Nieto que, a decir de los especialistas, ha perdido el rumbo. Después de la equivocada estrategia de incrementar de un sólo golpe el precio de la gasolina en lugar de hacerlo de forma paulatina, el desastre está a la vuelta de la esquina y resultará muy difícil recuperar simpatías en menos de un año.
Lo peor es que el hombre que llegó a recomponer el camino lo único que ha logrado es alejamiento y el encono de las bases por su carencia de sensibilidad. Para decirlo de otra forma, Enrique Ochoa ha mostrado muy poco oficio y una acusada ignorancia de lo que se requiere hacer al frente de un partido político en tiempos de crisis, y una brutal soberbia que lo ha situado muy lejos de las aspiraciones de la militancia.
Lo peor es que en Estados Unidos los analistas han comenzado a preocuparse por la posibilidad de que la falta de resultados, o el fracaso de las llamadas “Reformas Estructurales” impulsadas por los organismos financieros internacionales propicie la llegada a la Presidencia de la República un gobierno de izquierda que dé marcha atrás a las mismas. Esa circunstancia resultaría muy incómoda para la relación bilateral con el gobierno encabezado por Donald Trump, sobre todo por el impacto que generaría en Latinoamérica.
Esto ha preocupado al Departamento de Inteligencia del vecino del norte, y aunque han disminuido considerablemente los bloqueos y los actos de vandalismo, resultará muy difícil para los tricolores dejar atrás el encono popular y rehacer el proyecto político sin el concurso de otros aliados, porque la del Partido Verde Ecologista de México no le alcanzará. Es más, ni siquiera aliándose con el panismo podrán disminuir la ventaja que a la fecha les lleva Andrés Manuel López Obrador, que es quien verdaderamente está despertando esa preocupación en los norteamericanos.
Si a ello agregamos que esas reformas que tanto se publicitaron como la panacea, además de ser el único camino para salir de nuestro histórico atraso y superar nuestra vocación por la pobreza, de poco han servido, y esa circunstancia ensancha el camino para la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia, lo que significaría un severo dolor de cabeza para el recién comenzado gobierno de Donald Trump.
Seguramente, las ganas de hacer el muro fronterizo se ensancharían para evitar el fenómeno de la migración. Ni qué decir de la fuga de cerebros ante la exacerbada vocación por el populismo del señor López Obrador, donde los especialistas en el manejo de las masas serían los que tendrían oportunidades para insertarse exitosamente en los procesos económicos. La ruta extraviada de los tricolores pudiera provocar un desastre a los mexicanos. Al tiempo.