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Con singular alegría

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A cuatro muchachos les ordenaron que tenían que sacarle la sopa a una mujer que se ha dedicado a torturar, delinquir, extorsionar, robar… y que es parte de un grupo que tiene azorada a la comunidad de Ajuchitlán del Progreso. Ella era conocida en la zona, por ser parte del cártel de La Familia Michoacana. La indagan, la localizan, la pescan. Es atrapada. Y no la matan, porque Dios es grande.

Estos cuatro muchachos que pertenecen a la milicia de nuestro país, se la encuentran junto con otros dos integrantes de esa conocida banda, con cuatro armas largas, una corta, nueve cargadores y así… como ratoncito asustado la tiran, la someten, la torturan… y como no dice nada, siguen y siguen. Pero como es costumbre en estos casos, todo lo gravan estos grandes tigres justicieros. Esto, para enseñarles a sus comandantes… que sí pudieron. No es importante averiguar si Elvira es una mujer buena, y con valores.

Mucho menos principios. Ni si tenía azorada a una comunidad entera. Lo sabemos. Lo que sí es importante es lo que me decía un amigo mío, General… tenemos que atraparlos a todos. No podemos dejar a México así.

Por supuesto que no estoy a favor jamás de que nadie torture, mate, delinque, extorsione, robe o envenene a nuestros jóvenes. Todavía no entiendo si toda esta guerra que mantiene desestabilizada a nuestra nación, es por la competencia para obtener mercados. Pero el sometimiento a balazos y muerte de miles de personas no nos trae nada bueno. Nos está deshaciendo como nación.

Esta grabación fue un extraño acontecimiento que circuló como pólvora por las redes y después por todos los noticieros de televisión.

Tal parecería que alguien está empecinado en crear caos y problema, sin ninguna solución.

Quienes torturaron a Elvira deben ser juzgados y castigados, pero este ratón que fue parte del grupo que victimizó y castigó a toda una comunidad en Michoacán, nunca debe quedar en libertad. No estoy de acuerdo en la disculpa pública del General, Secretario de la Defensa Nacional. Recordemos el refrán… Ya encarrerado el ratón, que chingue a su madre el gato. Nos está pasando.