Todo este tiempo me he preguntado: ¿Los perros tienen alma? ¿Tienen conciencia? ¿Tienen un espacio en el plano de los espíritus? Sé que son de una fidelidad asombrosa.
Sé que pueden dar todo lo que tienen, a partir de una mirada y del amor que puedas darles.
De repente, de sopetón y sin previo aviso, en un santiamén se fue mi pobre George a otro plano: al lugar en donde están los seres buenos que han amado a sus amos. Todo pasó así: George, era un perro Shnawzer que desde bebé, vivió en condiciones infra-humanas. Se le encontró de repente, de sopetón en un predio lleno de cascajo y en total abandono. Unos vecinos que se dieron cuenta del caso, buscaron a mi hijo –abogado– quien buscó al propietario del lote y advirtió en denunciarlo.
George vivía junto con un perro bóxer, que en ese mismo lugar murió de hambre; el dueño, le aventaba comida –desperdicio de pollo– una vez a la semana. Hacía un frío desmesurado.
Llovía a cántaros. Necesitaba encontrar un hogar. Con su par de ojos negrísimos, lo buscó.
Un día llegó a mi casa. Al ver su necesidad afectiva, se quedó. Estaba greñudo y repleto de rastas, parecía hippie. No le hacía caso a nadie.
Cada que lo soltaba, se iba a buscar a su novia que luego luego había encontrado en la privada.
Dos años vivió lleno de amor y cuidado. Pero el deterioro que subsistió cuando estuvo cautivo, le hizo que todas las enfermedades se le juntaran de sopetón y sin previo aviso. Y por fin, se trasladó al lugar de los perros buenos, cerca de Dios.
Así lloré por un pobrecito George, que había vivido en mi casa los últimos dos años: guardándome, cuidándome, saliendo a recibirme, ladrando desconsolado cada vez que me bajaba del coche y no me encontraba…
Un 29 de Abril de 2014 llegó George. Un 29 de Abril de 2016, después de vivir feliz dos años a nuestro lado, se fue a descansar al cielo de los perros muy buenos.
La partida de nuestros seres vivos, de nuestras mascotas y animalitos, también es parte de la vida.
Agradecemos a Dios la oportunidad de hacernos llegar de seres que nos acompañan y que nos hacen felices el andar. Descanse en Paz George, quien vivió con mucha calidad de vida.