La Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago) ha sido hasta ahora solamente una serie de reuniones que mantienen los gobernadores entre sí con el Presidente de la República, y entre ellos y diversos funcionarios del Gobierno Federal para temas determinados. El primer antecedente de la organización se encuentra en la reunión de Gobernadores ocurrida en Mazatlán, Sinaloa, el 10 de agosto de 2001 a la que asistieron veinte gobernadores, pero se constituyó en Cancún con la asistencia de los gobernadores del PRI y del PRD, el 13 de julio de 2002.
Sería durante la X Reunión Ordinaria celebrada en San Luis Potosí el 30 de julio del 2003, cuando se integraron plenamente los gobernadores de todos los partidos, quienes además establecieron una agenda común para buscar mejores canales de comunicación en el diálogo, además de fortalecer el Pacto Federal. Los principales atributos de la Conago son:
que todos los titulares de los ejecutivos estatales participen voluntariamente, que la dinámica se sustente en una relación entre pares, que las decisiones se tomen por consenso y que representa una instancia que toma decisiones no vinculantes, pero sí propositivas, manteniendo el respeto a la Constitución.
Jaime Rodríguez Calderón, Gobernador de Nuevo León, lanzó una excitativa vía redes sociales al gobernador de Morelos, Graco Ramírez Garrido Abreu, para que reuniera a los miembros de La Conago y hablarán sobre el incremento a las gasolinas pues “el pueblo no debe pagar por malos gobernantes”. Claro está que “El Bronco” lo hace con la intención de desviar la atención de los problemas que enfrenta en su estado donde los propios ciudadanos comienzan a abordar los malos resultados de su gestión.
Pero también el propio gobernador de Morelos encontró en el otro un valioso filón para desviar la atención de los problemas que le ha ocasionado la rebeldía del alcalde de Cuernavaca, Cuauhtémoc Blanco, a quien su principal operador político, su hijastro, intentó quitar de la Presidencia Municipal con la argucia de controlar a los integrantes del cuerpo edilicio porque sigue siendo un apetitoso bocado para mantener el control total del Estado.
A ambos gobernadores les cae como anillo al dedo una reunión con sus homólogos para aprovechar el encono social provocado por el alza a las gasolinas y esconder sus propios yerros que tanto desgaste les han costado. Desde luego que la ausencia del Presidente de la República les caerá de perlas, porque difícilmente se expondrá a recibir los posibles airados reclamos de quienes no tienen explicaciones coherentes para sus gobernados. Y hablo de la ausencia presidencial porque no creo que haya necesidad de que “les engorde el caldo”, convirtiéndose en el blanco favorito de sus dicterios. Al tiempo.