Ahora que el mundo entero se dedica a estar preocupado en reinventar o reconstruir muros en vez de crear puentes, es importante destacar que no hay ninguna campaña, candidato o soñador con la banda presidencial que no haya iniciado ya un acercamiento con los Estados Unidos de América.
Y es que, al mismo tiempo que esos personajes tienen sus propios acuerdos, su presencia en redes y su uso de la tecnología van construyendo el camino que les permita tener una relación por encima de la actual situación tan difícil y complicada por la que atraviesan los poderes estadounidenses.
Los asesores del gobierno de EU en materia política siempre han tenido un papel muy relevante en México, sin embargo, nunca han sido tan importantes como ya lo son en este momento.
Sobre todo porque ahora el mundo quiere cubrirse, protegerse y crear una relación directa con los que tienen más posibilidades de ganar, y en este caso sería, de acuerdo a lo que dicen las últimas encuestas, con el equipo de Hillary Clinton.
Aunque en cualquier caso lo que se está buscando es generar una interlocución con el imperio del norte que en el fondo implica una presentación que se va haciendo cada vez con más frecuencia.
En este momento los aspirantes a la Presidencia de nuestro país están saltando el muro, no el que curiosamente se construyó durante el primer mandato de Bill Clinton o el que pretende levantar el señor Donald Trump. Sino el muro de la incomprensión, de la desconfianza y el que ahora permite que mucha gente tenga serias dudas sobre cómo tener una relación próspera con los nuevos Estados Unidos de América.
Empezamos por los diplomáticos y los consejeros, pero después terminaremos en manos de los que estén más cerca de la administración que tomará posesión a partir del 20 de enero de 2017 en el imperio del norte.
Todos están intentando saltar el muro y muy pocos se han dado cuenta de que después de lo que ha pasado, después de los gritos, los insultos de Trump, pero también los silencios de Hillary; lo verdaderamente importante será tratar de reconocer el importante peso que tiene México en el equilibrio interno de Estados Unidos.
No es tiempo de hacernos perdonar puesto que no hemos hecho nada malo. Es tiempo de colocar realmente el valor del país en una equivalencia no de tú a tú, pero sí de saber que Estados Unidos está pensado y conformado por la sangre y la carne de los norteamericanos, y en ese sentido no debemos olvidar que México también es parte de Norteamérica.