En un pasado no muy lejano, cuando el dirigente nacional o estatal llegaba a fracasar era destituido, presentando de inmediato su renuncia y con ello pagando el costo de la derrota en las urnas. Con Peña Nieto, el último dirigente priista que vivió esa situación fue Manlio Fabio Beltrones Rivera, luego de las derrotas en 2016, y eso que no se comparan con las que le vinieron al tricolor, años después. Pero ahora que ni en el país ni en el estado hay un “primer priista” que los haga pagar los platos rotos, lo más congruente sería que tanto Alejandro Moreno Cárdenas, Marko Cortés y Jesús Zambrano, renunciaran a las dirigencias del PRI, PAN y PRD respectivamente, así como la del Estado de México, pero no sólo eso, sino que además declinaran a asumir el cargo de senadores “pluris” (por lista nacional) para los que se auto designaron, en un mínimo de congruencia y de asumir su responsabilidad por la derrota del pasado domingo, que ha sido la peor desde que en 2021 los juntó en coalición Claudio X. González, pero tengan por seguro que no lo harán, pues tendrán durante todo el sexenio de la presidenta Claudia Sheinbaum fuero, y con ello, impunidad. No sólo llevaron a sus respectivos partidos a perder la brújula, la identidad ideológica, sino los pocos espacios que aún conservaban, dejando el mapa de México en su mayoría pintado de guinda, con unos resultados más lejanos a los de 2021 que compitieron por primera vez unidos el PRIAND y más cercanos a los de 2018… NOTAS CORTAS: En el Estado de México el PRI fue el que más perdió… Pero hablando de perdedores, las encuestadoras Massive Caller y México Elije, quedaron en ridículo al afirmar que Claudia Sheinbaum perdería contra la panista de las derechas y terminó sucediendo exactamente lo contrario…Felices elecciones, raza…Comentarios y mentadas: godinezalfonso@hotmail.com