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#Dobleces El nuevo opositor

 

La fragmentación de los grupos de oposición es el principal obstáculo para consolidarse frente a Morena. Ahora, la creación de un nuevo partido, impulsado por las diversas facciones segregadas por el PRI, PAN y los restos del PRD solo atomizan al sistema de partidos y carece de fuerza para enfrentar al partido en el poder.  […]


La fragmentación de los grupos de oposición es el principal obstáculo para consolidarse frente a Morena. Ahora, la creación de un nuevo partido, impulsado por las diversas facciones segregadas por el PRI, PAN y los restos del PRD solo atomizan al sistema de partidos y carece de fuerza para enfrentar al partido en el poder. 

Guadalupe Acosta Naranjo, dirigente del Frente Cívico Nacional e impulsor de la nueva fuerza política, admite que no tienen el poder ni la fórmula para detener el avance de Morena. Aunque sí atraer electores de clase media. Sus declaraciones se escuchan bisoñas. Aunque está curtido en la lucha de la oposición. Sabe que una de las maneras de hacerle frente a un partido con fuerza, como es el encabezado por Luisa María Alcalde, es enfrentarlo con su misma receta.

En Morena tendría que darse una escisión encabezada por una de las figuras más representativas de ese partido para entrar en un proceso de lucha más pareja. Es decir, ser la oposición del poder nacida en el mismo. De lo contrario, cualquier esfuerzo se queda en la búsqueda de espacios y pellizcos de efímera fuerza. La historia política en el país está en una fase cíclica, pero lenta.

Por el momento, no hay espacios para revertir los triunfos de Morena. No es mediocridad política. Es el avance de un proyecto nuevo que tardará tiempo en desgastar el ejercicio de gobierno y ello le dará el espacio suficiente a las diferentes facciones para comenzar a desprenderse. Es historia básica.

La suma de personajes como Enrique de la Madrid, Gustavo Madero y Xóchitl Gálvez es una señal de pluralidad y voces antisistema, pero no es suficiente. Convertirse en el némesis de Morena es complicado. Llegar a ese punto se requiere de una ecuación distinta para arrebatar triunfos. Acosta Naranjo adelanta que “el nuevo partido no será ni de izquierda ni de derecha, sino que se guiará por causas”. Ese fue uno de los orígenes del PRD. El origen primigenio era la democratización del sistema político, de ahí en adelante fueron las luchas de otras causas. Sin embargo, su fuerza estribó primero en ser una fuerza con liderazgos fuertes y de extracción del otrora partido en el poder. Eso llevó al partido a trazar ruta electoral con posibilidades de triunfo. 

Por el momento, hay una franja del electorado convencido en que el partido en el poder es el primero en darle espacio a sus demandas. Ese sesgo evita que por el momento entre otra fuerza a arrebatar clientelas fijas.

El frente cívico apuesta a una renovación de los dirigentes de partido y evitar conflictos de ser candidatos y dirigentes. Eso es un principio básico para consolidar un partido. El verdadero reto es ganar elecciones. Esa es la naturaleza de los institutos políticos.

El problema radica en que ser oposición de la oposición y detractor del partido en el poder es ir en contrasentido ante un nuevo régimen político. No se pelea contra un partido poderoso, sino contra un sistema erigido para funcionar en bloque como partido-gobierno.