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Opinion

#Dobleces El vodevil de Layda

Acostumbrada a hacer política al viejo estilo priista. La gobernadora de Campeche, Layda Sansores San Román, comenzó a lanzar una serie de audioescándalos contra su paisano, el dirigente nacional priista, Alejandro Moreno Cárdenas, pero en efecto búmeran. Ahora, lejos de afectarlo comienza a beneficiarlo.

Convertida en la política que ya recorrió todo el espectro de partidos políticos para conseguir la gubernatura después de 25 años. Ahora, su tiempo de trabajo al frente de un gobierno, lo ocupa para filtrar audios contra el priista. Alito Moreno es impresentable, desde que llegó a la dirigencia nacional priista, y ahora Sansores sólo se regocija en el morbo y el show político que crea contra su paisano.

La gobernadora sabe que los audios generan revuelo entre sectores políticos y entre las redes sociales, pero a final de cuenta carecen de valor jurídico como para fincarle responsabilidades a su adversario Alejandro Moreno. Y es que, las acciones recientes de Layda son sólo movimientos espectaculares, ya que según el Código de Procedimientos Penales nacional, así como de los distintos códigos penales de las entidades federativas, no se puede grabar ningún tipo de conversación telefónica si no es, primero, con el consentimiento de la otra persona, en el caso de que sea un particular. Si es una autoridad, un juez debe autorizar la intervención telefónica.

Layda Sansores va encaminada al ridículo. Pero no es el tema que le preocupa. Su objetivo es ir con todo contra su paisano, ya que a final de cuentas, los audioescándalos no pueden ser utilizados por un Ministerio Público local o federal como base para fincar cargos contra alguno de los personajes involucrados. Ella lo sabe, pero para la integrante de la cuatroté, el escándalo está por encima de lo legal.

Incluso, el efecto búmeran es donde le puede jugar a la contra a la gobernadora y tirar su supuesta estrategia dañina. De acuerdo con lo jurídico, un juez puede declarar ilegal la grabación y con ello se cae la posibilidad de fincar responsabilidades. Eso sí, Sansores creció el vodevil político contra el priista y lo exhibió de cuerpo entero.

Tanto, Alejandro Moreno como Layda Sansores son la antítesis de una nueva generación de políticos. Layda forjada en la escuela del priismo postecheverrista y Alito encontró en la política, el pragmatismo y la opacidad.

Aún así, a estas alturas de los audioescándalos, la misma filtración beneficia a la defensa legal —en este caso de Moreno Cárdenas— quien fue el objetivo que se buscó perjudicar mediática y políticamente, puesto que estas pueden recurrir al juicio de amparo.

Layda Sansores por sus arrebatos y vendettas le allanó el camino a Moreno Cárdenas, ya que al divulgarse este tipo de grabaciones obtenidas ilegalmente, también será aprovechada por parte del dirigente priista y defenderse con las mismas.

A final de cuentas, el derecho mexicano reconoce la inviolabilidad de las comunicaciones privadas, por lo que actos como el espionaje telefónico o las grabaciones sin consentimiento mutuo, por no decir las filtraciones mismas, bien pueden ser sancionadas penalmente.

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