Sin pudor Alberto Anaya, dirigente del PT, puso al servicio político-electoral de Jaime Bonilla, la estructura partidista para “extender” su fuero por seis años más, pero no resultó. A sabiendas de encubrir a un personaje torvo. El senador le restó votos al partido en este proceso electoral, ya que está acusado de corrupción. Aunque es todo lo contrario a la cuatroté aún así, Anaya le prestó las siglas del partido para encubrir a un infractor de la ley.
A tres meses de quedarse sin fuero y sin la protección de su grupo político encabezado por Yeidckol Polevnsky y Alberto Anaya, Jaime Bonilla, el exgobernador de Baja California y actual senador, tiene una cuenta pendiente en su estado. Por ello, la Fiscalía estatal solicitará su imputación por los delitos de peculado y uso ilícito de facultades por el presunto fraude de la planta fotovoltaica, que causó un daño superior a cientos de millones de pesos.
La carrera política del senador dejó de ser prometedora en el interior de la cuatroté desde sus intentos fallidos de “ampliación de mandato” y el uso faccioso de la ley para beneficiarse de las leyes electorales. Si bien su gobierno solo duró dos años, su proyecto de ampliación del mandato le trajo más puntos negativos. A ojos de la cúpula de la cuatroté, Bonilla ya no es útil para el próximo sexenio, por eso se refugió en el PT y salió derrotado.
Y es que con los resultados electorales actuales, a partir de septiembre próximo el actual senador, Jaime Bonilla, perderá el fuero constitucional, lo que le permitirá a la Fiscalía reanudar el caso en su contra por lo que solicitarán que se lleve a cabo la audiencia inicial de formulación de imputación en contra del exgobernador. A final de cuentas, en el proceso electoral reciente, quedó en sexto lugar en la contienda por la senaduría, por debajo de los votos nulos, lo que se advierte que la ciudadanía ya calificó su trabajo como funcionario y también rechazó al PT.
En este entramado hay 10 personas involucradas, pero en el caso particular de Jaime Bonilla se habían suspendido las investigaciones en su contra en razón del fuero constitucional, el cual al estar a poco tiempo de caducar, les permitirá actuar conforme a la ley. En este caso, el PT ha mantenido un silencio cómplice. Tanto en la derrota electoral como en manifestarse en contra de los casos de corrupción en los que está envuelto su senador.
Alberto Anaya apostó por Jaime Bonilla y el resultado electoral para reelegirse como Senador sirvió de evaluación para el exgobernador y para el propio partido con resultados adversos. Aunque es un partido acostumbrado a vivir como rémora desde hace más 20 años a través de alianzas, también se convirtió en un negocio para rescatar “cascajo político”.
Bonilla se encuentra en el final de su carrera política. La cuatroté ya no lo requiere. Su derrota facilita su transición al olvido y hacer de lado a un personaje que trae incomodidad ante los nuevos tiempos de la cuatroté.
Israel Mendoza Pérez
@imendozape