En su afán por ser el héroe de la democracia, Alejandro Moreno Cárdenas, dirigente del PRI y senador, mintió. Presume que aguantó presiones por parte de la cuatroté, ya que el mismo día de la votación para la aprobación de la Reforma Judicial, sesionó la Comisión de Prerrogativas del INE y determinó que él no tenía el derecho de modificar los estatutos del PRI durante la 24ª asamblea nacional del partido, celebrada el 19 de julio, es decir, en pleno periodo electoral. El priista fue impreciso y torció la realidad.
El argumento de que no se pueden hacer modificaciones a los estatutos de un partido político mientras es periodo electoral, fue presentado por los exdirigentes de los partidos ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación semanas atrás. La copia de los expedientes SUP-JDC-952/2024 y SUP-JDC-951/2024, ya están en manos de la Comisión de Justicia Partidaria del tricolor, encabezada por Samuel Palma, en los que señalaron y adelantaron —en línea— lo resuelto por los comisionados del INE.
El punto medular es que los movimientos hechos vía fast track por parte del Consejo Político Nacional, en los cuales aprobó modificaciones a los estatutos para permitir la reelección de Moreno Cárdenas hasta por tres periodos, no se encuentran vigentes. Ahí está la debilidad y disfuncionalidad de la dirigencia de Alito.
La modificación de los estatutos del partido se encuentran impugnados desde meses atrás, por haber violado lo que señala el artículo 34, punto 2.A) de la Ley general de Partidos Políticos, que indica que la elaboración y modificación de los documentos básicos, las cuales en ningún caso podrán hacer una vez iniciado el proceso electoral.
Según Uuc-kib Espadas Ancona, consejero electoral, “la realización de una asamblea nacional con procesos electorales que todavía no concluyen, con segmentos muy importantes de la militancia y de las dirigencias estatales y nacional involucradas en la etapa post jornada de los procesos electorales, afecta la capacidad del conjunto de la militancia de participar y deliberar en una asamblea nacional”.
A Alejandro Moreno lo desinforma su equipo del propio CEN priista o juega al mártir de la democracia y exhibe su superioridad moral y machaca las debilidades de Miguel Ángel Yunes Márquez, al doblegar su postura a favor de Morena y contribuir con su voto a la Reforma Judicial. Aunque aprovechó la coyuntura de los senadores débiles, ante Moreno, para erigirse como un mártir.
Y es que Alejandro Moreno encontró en el veto a los críticos y el uso patrimonialista del partido, la manera de distorsionar la vida democrática del PRI, con lo que retuerce la Ley General de Partidos Políticos, ya en el Artículo 3 fundamenta que los partidos “son entidades de interés público”. Por ello, es que modificó los estatutos a sus intereses futuros sin medir consecuencias.
Los resultados están a la vista. En esta distorsión de los estatutos, Alejandro Moreno corre el riesgo de patinar en su propia trampa, ya que, si bien tiene cooptada a la estructura burocrática del partido, el riesgo es que se convierta en su patíbulo.