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Opinion

#Dobleces Huye la tropa

Con el objetivo de crear un apéndice de la Sedena, encargada de la seguridad interior, la Guardia Nacional es la institución policiaco-militar en la que se sustenta y justifica la militarización en el país, pero es un modelo débil.

La Guardia Nacional tiene fisuras que fueron omitidas en el discurso del presidente Andrés Manuel López Obrador, en la conmemoración del tercer aniversario de la corporación. En las filas de la Guardia Nacional se contabilizan 2 mil 868 bajas por distintos motivos. La mayoría son renuncias que se dan entre los suboficiales y subagentes.

Y es que el modelo no es fuerte, las tareas de investigación que puede realizar la Guardia Nacional a nivel estatal incluyen atención de delitos en flagrancia, procesamiento del lugar de los hechos como primer respondiente, recibir denuncias y realizar detenciones, así como realizar intervención de comunicaciones; sin embargo, la falta de coordinación con otros cuerpos de seguridad estatal o militar la ha puesto en una situación de grupo inconexo.

Por ello es que en el discurso del jueves 30, el presidente insistió en “lograr que la Guardia Nacional dependa de la Secretaría de la Defensa Nacional, ese es el propósito”.

Sin embargo, lo que está en juego son millones de pesos, ya que la Sedena manejaría el recurso de la institución castrense y de la Guardia Nacional. Asunto en el que, con el manejo doble de una partida presupuestaria y más efectivos bajo su mando, la Sedena se convertiría en una supersecretaría de largos alcances.

De acuerdo con un estudio de Mexicanos Unidos contra la Corrupción, advierte: “si para 2023 se cumple la promesa del presidente, la Guardia Nacional tendría un presupuesto de alrededor de 112 mil 825 millones de pesos, más de lo que la Sedena tendría en 2022: 112,557 millones de pesos. Al absorber legalmente a la Guardia Nacional, la Secretaría de la Defensa Nacional tendría un presupuesto de más de 200 mil millones de pesos”.

Aún así, y con ser una institución insignia de la cuatroté y con recursos propios, la tropa huye de sus filas. Aunque no hay datos de 2019, desde 2020 comenzó la salida de la institución encabezada por el general Luis Rodríguez Bucio.

Aunque año con año, la Guardia Nacional crece en su estructura física, ya que a la fecha cuenta con 241 cuarteles, 63 están en proceso de construcción, se tiene proyectado construir 190 más. Aún así, las bajas de sus filas son un síntoma de debilitamiento.

En 2020, se reportaron 1,185 bajas, estas se dividen de la siguiente manera: agentes 91; agente mayor 73; comisario cinco; comisario jefe tres; director 12; director general uno; enlace 14; guardia uno; inspector 37; inspector general cinco; inspector jefe 20; jefe de departamento 25; jefe de unidad dos; oficial 92; primer subinspector 36; subagente 426; subdirector 23 y suboficial 319.

En tanto que en 2021 ocurrieron 1,683 bajas, ella se dio así: agentes 85; agente mayor 92; comisario 18; comisario general dos; comisario jefe uno; director 90; director general 18; enlace 40; inspector 123; inspector general 32; inspector jefe 68; jefe de departamento 73; jefe de unidad tres; oficial 184; primer subinspector 169; segundo subinspector dos; subagente 227; subdirector 91 y suboficial 365.

Con estas cifras, la Guardia Nacional se encuentra atrapada entre operar con criterio civil bajo órdenes castrenses y convertirse en una rémora policiaca con mandos militares.

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