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Opinion

#Dobleces Juego contra Perú

Al burlarse de la declaración como persona non grata por parte del gobierno y legisladores peruanos, el presidente Andrés Manuel López Obrador, desechó su aspiración de ser el “guía moral latinoamericano” y pisoteó los preceptos básicos juaristas ante las naciones vecinas.

“Muchas gracias por declararme persona non grata, porque me sentiría mal si esos legisladores y la señora en el poder me entregaran una condecoración o me aplaudieran”.

El modito en que López Obrador lleva la política diplomática es algo diferente a lo que se manejó en otros periodos históricos, porque México era un defensor y promotor de la doctrina de Benito Juárez: ‘El respeto al derecho ajeno es la paz’. Con la reciente declaración, el gobierno de López Obrador distorsiona sus relaciones comerciales y diplomáticas y pretende erigirse en una autoridad moral para etiquetar la legitimidad de un gobierno.

El tema de fondo en el que el gobierno también presiona es el económico, ya que México es el cuarto socio comercial de Perú a nivel global. En los últimos 10 años, Perú sumó casi 17 mil millones de dólares en Inversión Extranjera Directa procedente de México. Situación llamada pausa, aunque en el fondo también es un castigo. 

En la actualidad, la doctrina aplicada por la cuatroté es la del choque y la humillación, ya que en la región latinoamericana ya se cuentan dos enfrentamientos, primero con el gobierno boliviano después de Evo Morales y ahora con Perú. La injerencia como sello de la cuatroté se normalizó desde Palacio Nacional hacia el exterior. 

El desaguisado diplomático arreció desde que el embajador de México en Perú, Pablo Monroy Conesa, fue el primer mexicano en ser expulsado del país andino a finales de 2022. Las autoridades le dieron 72 horas para salir del territorio por supuesta intromisión en los asuntos internos. La expulsión del diplomático fue la catapulta para que las críticas del gobierno mexicano al peruano se intensificarán.

A la fecha, los asuntos comerciales y sociales entre México y Perú no han salido perjudicados por las diferencias de los mandatarios, podría ser una consecuencia si la relación no se controla, aunque se perfila a una crisis mayor. 

Desde que el gobierno de la presidenta Dina Boluarte tomó posesión en diciembre del año pasado, López Obrador expresó en desacuerdo. Primero, con la destitución del izquierdista Pedro Castillo y, segundo, con el manejo que su homóloga tiene de su nación.

Y en este caso, la Alianza del Pacífico sería uno de los grupos que más peligro corren, pues de sus integrantes no solo México tiene fricciones con Perú, sino también Colombia.

La Alianza podría estar colapsando aun cuando han generado tantos intercambios entre los cuatro países, pero sin duda podría estar en peligro.

Y es que, además de Andrés Manuel López Obrador, Gustavo Petro, presidente de Colombia, ha sido catalogado como persona non grata por el gobierno de Perú. Al igual que Evo Morales, expresidente de Bolivia, fue el primer líder político de la región que fue declarado non grata por las autoridades peruanas.

La paz y el respeto entre ambas naciones se ve lejano y se espera que se calme esta innecesaria tensión cuando termine la administración de Boluarte a finales de este año, época en que se celebren elecciones generales en el país andino.

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