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Opinion

#Dobleces La garra del sureste

La delirante sucesión adelantada trajo consigo la confrontación y división interna en Morena. En su interior, el bloque de gobernadores del partido en el poder también tienen su fuerza y algunos mantienen una cercanía política con el senador y coordinación de la Junta de Coordinación Política, Ricardo Monreal. Sin embargo, la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, soltó el zarpazo y amenazó con hablar Monreal en el martes del Jaguar, como parte del choque interno.

Acostumbrada a quebrantar la ley con sus “audioescándalos”, la gobernadora tenía en la mira provocar al senador y se alistaba el inicio de la guerra de lodo; sin embargo, horas más tarde echó para atrás su altanería y vía twitter anunció que ya no hablaría de Monreal.

De acuerdo con los triunfos electorales del pasado 5 de junio, la mano de Monreal estuvo cerca y ello le da posibilidades de operar su precandidatura desde la periferia de Morena y la cuatroté, a través de los nuevos gobernadores que tienen cercanía con el zacatecano. Bajo su coordinación parlamentaria, tres senadores triunfaron en los recientes comicios: Julio Menchaca en Hidalgo, Salomón Jara, Oaxaca y Américo Villarreal, en Tamaulipas. Además, en Quintana Roo ganó Mara Lezama, cercana a Monreal, forman parte de una estrategia de afuera hacia adentro para generar una corriente de opinión con peso en las decisiones del partido rumbo a 2024.

Layda Sansores, anda en un activismo desmesurado. Ella juzga, exhibe y califica desde su púlpito del palacio de gobierno de Campeche. Sin embargo, la gobernadora sabe que los audios generan revuelo entre sectores políticos y en las redes sociales, pero a final de cuenta, carecen de valor jurídico para fincar acusaciones. Así le dedicó a Alejandro Moreno una serie de audios. La motivación fue más electoral y apoyó para doblegar la disfuncional dirigencia del priista.

Exsimpatizante del foxismo, Sansores fue una de las promotoras del voto útil en el año 2000, desde la izquierda, luego de botar al PRD. Incluso, junto con el grupo de izquierdistas, promovieron un libro en el que trazaron propuestas para el gobierno del entonces candidato de la Alianza por el Cambio. En ese momento se dieron dos puntos de quiebre decisivos, los head hunters que armaron el “gabinetazo” no tomaron en cuenta a los izquierdistas que anduvieron en una intensa campaña de adhesión y en segundo punto, las propuestas quedaron al aire y el derecho de picaporte se les negó poco a poco.

Ahora, el “fuego amigo” se dirigía contra Ricardo Monreal, aunque el senador afirmó que no se va a dejar, “ni a rajar”, pues va a resistir, no sin antes advertir que todo espionaje ilegal lo va a denunciar con firmeza y contundencia como doctor en Derecho.

El legislador, recordó que desde hace mucho expresó que adelantar tanto las campañas iban a generar este tipo de desencuentros, por lo que señaló: “espero que la prudencia prevalezca, porque si no es así, se va a iniciar un proceso de ruptura al interior y los únicos responsables son quienes están impulsando esta campaña sucia de desprestigio y de descalificación contra un aspirante a la presidencia del país por Morena”. El zarpazo no se concretó con la garra descalificadora de Layda Sansores. Ella no está en la ecuación de Palacio Nacional. Es útil para el argüende político, pero no para el trabajo fino.

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