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#Dobleces Miedo a la rebelión democrática

 

Desde su concepción primigenia como Instituto Federal Electoral (IFE) y, ahora, Instituto Nacional Electoral (INE) se le ha visto calificado como la institución baluarte de la participación ciudadana. Incluso, a mediados de los 90, se creó la figura de Consejeros Ciudadanos. Esa es su esencia, por ello su defensa emerge desde la tribuna apartidista. La […]


Desde su concepción primigenia como Instituto Federal Electoral (IFE) y, ahora, Instituto Nacional Electoral (INE) se le ha visto calificado como la institución baluarte de la participación ciudadana. Incluso, a mediados de los 90, se creó la figura de Consejeros Ciudadanos. Esa es su esencia, por ello su defensa emerge desde la tribuna apartidista.

La llamada defensa del INE, es la expresión más clara de que el bono democrático, de 30 millones de votos, con el que ganó el presidente Andrés Manuel López Obrador, tiene fisuras y eso le provoca miedo a la cuatroté, porque la rebelión democrática ya inició y deja de ser una protesta intangible.

En este punto, la marcha-movilización prevista para el domingo 13, es uno de los ejercicios democráticos de protesta, contra la cuatroté, que toma forma, tamaño y color. Ahora, para que se convierta en un éxito se necesita excluir a los partidos políticos, ya que su presencia y manifestaciones se han convertido en el combustible necesario para el discurso incendiario lopezobradorista. Al grado de hacer de la descalificación, hermana menor de la difamación, la única herramienta que juega en solitario desde la mañanera.

Los dirigentes de los partidos Alejandro Moreno, Jesús Zambrano y Marko Cortés, sobran en la marcha y de presentarse se convertirán en los responsables de deslegitimar y restar eficacia, en beneficio de Morena y el discurso del presidente López Obrador, a la más importante de las acciones políticas para los ciudadanos en los cuatro años de la cuatroté.

Para minimizar el efecto de los dardos envenenados contra la marcha-movilización, los partidos tienen que hacer de lado sus intereses y dejar de ver la defensa del INE como una de tantas batallas perdidas frente a la narrativa de López Obrador, en donde las descalificaciones los apabullan y con facilidad caen en la trampa de la polarización que les tendió el presidente de República, desde el primer día de su gobierno.

López Obrador, ataca lo que desconoce y también se ha enfrentado a los “molinos de viento” con la incitación a la defensa del INE. Se convierte en la obsesión para mantener una narrativa plagada de insultos y descalificaciones.

La rebelión democrática está en ciernes, este es el primer paso enorme. El llamado, la marcha y el discurso que dará el primer consejero ciudadano del entonces IFE, José Woldenberg. Todo aderezado con un elemento clave: la polarización exacerbada desde el manejo faccioso del partido en el poder.

En esta coyuntura histórica, la defensa del INE exige la participación ciudadana pura y dura. Si los partidos aliancistas actúan con lógica y desean evitar regalarle al presidente López Obrador otra victoria y ocasión para burlarse de todo, se abstendrán de apersonarse y de partidizar esa movilización.

A final de cuentas, la esencia ciudadana del instituto electoral es la base para evitar las descalificaciones a priori. Ahora, corresponde a los ciudadanos levantar la voz y movilizarse para evitar que el partido en el poder, desde la Cámara de Diputados, convierta al INE en un apéndice partidista, acrítico y descabezado.