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Opinion

#Dobleces Nada le embona a la CNTE

A 13 días del inicio de clases, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), alista una serie de manifestaciones en señal de presión contra Mario Delgado, próximo secretario de Educación. Primero fue su reacción y disgusto al nombramiento, ahora, delinean una ruta de acciones por la falta de compromisos de la cuatroté. Es la industria del chantaje, muy trabajado, desde hace 48 años.

Los dirigentes de la CNTE, con mayor beligerancia, Pedro Hernández e Isael González, dirigentes de las secciones sindicales 9 y 7 de la Ciudad de México y Chiapas, respectivamente ya comenzaron a generar un ambiente opositor contra la segunda parte de la cuatroté. Sin cargos públicos o diputaciones a su disposición, lo que exigen es dinero. Traducido en aumento de prestaciones y basificaciones. Esa es la verdadera cara de la CNTE.

En 2018 la CNTE era aliado de la cuatroté. Los maestros disidentes se dejaron apapachar por los espacios conseguidos y vivieron días de gloria. Hace seis años, la CNTE tuvo una presencia destacada en San Lázaro y ocupó al menos 19 curules bajo los colores de Morena. Era el pago de cuotas por la “afinidad” en las luchas ganadas en la calle. En la actualidad, su modelo de alianzas por conveniencia ya no funcionan y pretenden desestabilizar el inicio de clases frente al nuevo gobierno. 

La CNTE está acostumbrada a verse el ombligo y en muchos casos nada le embona a sus dirigentes como Pedro Hernández e Isael González, por ello van por un inicio de clases complejo y utilizado como arma para negociar con Mario Delgado a punta de marchas y plantones previo al lunes 26.

La Nueva Escuela Mexicana impulsada por la cuatroté, excluyó a los centistas por ser un lastre para el avance educativo. Sus continuos paros laborales y exigencias frenan el aprendizaje. Prueba de ello es que datos del Banco Mundial, a nivel global, un estudiante perdió casi un año de educación presencial (entre marzo de 2020 y marzo de 2022), pero en México el resultado fue más desfavorable, pues el cierre de las escuelas se prolongó 18 meses, provocando una pérdida de aprendizajes de 1.5 años en promedio. Y en este caso la CNTE no apoya el salir del bache educativo.

Con el rezago y sus múltiples exigencias laborales exhiben que para la CNTE, la educación es un membrete que utilizan los dirigentes de la organización para tener derecho de audiencia.

La CNTE es un movimiento impopular entre la sociedad que no aprueba sus formas de reclamo y que rechaza tajantemente su demanda de tumbar cualquier reforma educativa o modelo que atente contra sus intereses.

A lo largo de los años se nota que lo que nació como una lucha laboral, con los años comenzó a distorsionarse hasta convertirse en un grupo de choque interesado en obtener recursos; es decir, los integrantes se volvieron maestros del chantaje y de la desestabilización político-social.

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