Los intereses político-electorales de la secretaria de Energía, Rocío Nahle García, tienen estancada a la industria petroquímica. Incluso, la parálisis está solapada por el vetusto Sindicato de Trabajadores de la Industria Petroquímica, Carboquímica, Química, Similares y Conexos de la República Mexicana. La complicidad es por los intereses mutuos asentados en el estado de Veracruz.
Como parte de la vieja maquinaria del sindicalismo incorporado a la CTM, el sindicato petroquímico comienza a trazar una alianza discreta con Nahle García. A final de cuentas, el priismo y el sistema corporativista ya no funcionan y el sindicato veleta se mueve hacia donde está el poder. Así nació y esa es su naturaleza.
La recién aprobada ley Nahle, le abre la puerta para contender por la gubernatura, ya que desde hace años peleaba para que se modificara el Artículo 11 de la Constitución local, donde se estipulaba que sólo los nacidos en Veracruz podían ser gobernadores, y ahora en la cuatroté todo pinta a su favor, al hacer alianzas con fuerzas políticas y poderes fácticos de distintas tendencias ideológicas.
Pues la iniciativa de decreto por la que se adicionó la fracción III a dicho Artículo para reconocer como veracruzanas a las personas no nacidas en la entidad, presentada por legisladores morenistas respaldados por el PT, Movimiento Ciudadano, PVEM y Fuerza por México fue avalada, acto que la oposición calificó de beneficioso para la funcionaria oriunda de Zacatecas.
Por ello, es que la industria petroquímica se encuentra en el desamparo. El ejemplo más claro es que hay un tema con el gremio plastiquero, debido al desabasto de petroquímicos, donde la producción nacional ha bajado hasta en un 70% desde los últimos cinco años.
Esto de acuerdo con una carta, misma en poder de este medio, donde la Asociación Nacional de Industrias del Plástico (ANIPAC), presidida por Aldimir Torres Arenas y que dirige Raúl Mendoza Tapia, demanda a la titular de la Sener considerar la reactivación de las plantas de Pemex de polietileno, pero desde el 1 de julio que fue recibida en el área de Control y Gestión de la oficina de la secretaria, no se ha dado respuesta.
Y es que, aunque la industria del plástico representa el 2.9% del PIB manufacturero, con un valor estimado de producción de 400 mil millones de pesos y para satisfacer las necesidades de más del 80% de los sectores productivos del país, tanto la secretaría como los trabajadores agremiados al sindicato de la industria petroquímica, comienzan a ver la caída en este ramo a pesar de que el consumo es de más de 3.5 millones de toneladas de monómeros para la producción de polímeros (polietilenos, polipropilenos, poliestireno) necesarios para la transformación.
En este punto de inflexión, es que la demanda de insumos ha recurrido a la importación, por ello, pide se pongan en marcha las plantas de Pemex de polietileno, porque el seguir importando incrementará el riesgo por la dependencia de terceros, además de poner al sector en una posición de competitividad muy sensible a nivel internacional.
Pemex que dirige Octavio Oropeza, tiene un gran peso aquí, dada la importancia en insumos que representa para la industria química y en específico para la del plástico, sin embargo, los complejos petroquímicos Morelos y Cangrejera en Coatzacoalcos, Veracruz, que producen polietilenos, se encuentran sin producción desde hace más de un año, por lo que la incertidumbre crece y el sector busca respuestas. Además de que en este punto, la presencia del sindicato es obsoleta, ya que no es combativo pese a la caída de este sector productivo olvidado por la cuatroté.