Acostumbrado a la concentración del poder aprendida en la vieja escuela priista, Dante Delgado Rannauro, dirigente eterno de Movimiento Ciudadano, mantiene a los principales liderazgos del partido naranja en una tensión interna incómoda. Ni crecen rumbo a 2024 y se encuentran subyugados a las decisiones del máximo líder partidista.
Tras el cónclave que se dio al interior de la dirigencia de Movimiento Ciudadano, la estrategia dantesca es la de mantener un perfil bajo y dejar que se desgasten las seis corcholatas y los aspirantes del Frente Amplio por México. Con ello erigirse como la fuerza emergente con “rostro ciudadano”, aunque el temor del ala crítica es que el candidato propio tenga un lento despegue o se corra con la mala suerte de no tener candidatos como ocurrió en Coahuila y Estado de México.
Dante Delgado no permite que al interior de su partido se atomicen las opiniones. “No hay diversidad de opiniones, vamos en la misma dirección”, advierte. La fuerza de los gobernadores, Enrique Alfaro, de Jalisco y Samuel García, de Nuevo León, son insuficientes para dar una alternativa a las decisiones del dirigente.
Ya será hasta el 5 de diciembre cuando Dante Delgado ya tenga candidato a la presidencia y comience el juego de negociaciones con algunos sectores de la oposición. Por el momento, aprovecha para cachar cascajo político y seguir en su hermetismo.
Y es que alrededor del partido comenzó el juego de las especulaciones. Y Dante Delgado mueve piezas y le entra la política pendenciera. Para entender la campaña de ataques y odio de Dante Delgado contra el PRI es necesario mirar al pasado. Su historia como priista fue de ascendente al sótano. Su pasado como alumno de Fernando Gutiérrez Barrios es indeleble en su historia política. Sin embargo, es lo que le funciona y es con el único partido que no ha tenido una alianza en sus más de 20 años de existencia como partido político.
Durante, los recientes años, Delgado Rannauro se ha dedicado a reclutar a priistas desencantados y convertidos en disidentes. Con ello comenzó a crear una estrategia anti PRI reforzada y bien aceitada. Con eso se entiende que sus pasadas alianzas con el PRD, el PAN y el PT iban en el sentido de ser un partido antiPRI. Sin embargo, ahora, al golpetear al partido tricolor, el rebote a favor de Morena, es inevitable.
Desde 2022, Dante Delgado descartó unirse a la alianza Va por México. La razón es muy simple. Con cada uno de los partidos que se encuentran en esa amalgama política ya tuvo relación. Dante Delgado salió mal del PRI y guarda un profundo resentimiento. Con el PAN no obtuvo los mejores resultados en 2018 y del PRD fue comparsa por más de 18 años, hasta que la relación la reventó el choque entre Delgado Rannauro y su desplazamiento por parte del grupo compacto del presidente Andrés Manuel López Obrador. Por ello, ninguna fuerza interna de Movimiento Ciudadano lo hará cambiar de posición.