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Opinion

#Dobleces Paredes frágiles

En la pasarela de los 13 presidenciables, la senadora priista Beatriz Paredes, desentona por las formas y costumbres del viejo PRI representado por ella y la corriente ideológica que trae como parte de su esencia al hacer política. Incluso es la pieza más maleable del dirigente nacional priista Alejandro Moreno. Al ser educada políticamente, en la vieja escuela priista, se queda en la institucionalización y en la disciplina partidista. Su crítica al interior siempre es encriptada. Ejemplo de ello, fue la remoción de Miguel Ángel Osorio Chong, de la coordinación del Senado.

Con un llamado a la unidad y la búsqueda de concretar un gobierno de coalición, los asistentes a la pasarela de aspirantes de la Alianza va por México trazaron la ruta a seguir para enfrentar al partido en el poder rumbo a 2024.

Sin embargo, Beatriz Paredes representa un priismo atorado en el periodo del 1970 a 1999. Es decir, el del esplendor político y las concertacesiones. El poder absoluto de un partido, reducido en la actualidad, a acuerdos oscuros y golpes internos.

Aunque la exgobernadora tiene raíces políticas sembradas en el nacionalismo revolucionario, en la actualidad, el revolucionario institucional es sinónimo de neoliberalismo. Endilgado desde Palacio Nacional y rebozado en el discurso maniqueo para los creyentes de la liturgia mañanera.

Beatriz Paredes, ya no está en la misma sintonía política que demanda discursos actuales ni despertar el interés de un electorado joven que identifican al PRI como sinónimo de crisis políticas y económicas. Prueba de ello, es que sus críticas a la extinción de la Financiera Rural, no existen. Sus orígenes como cenecista muestran su desinterés por un tema que golpea al sector que le dio triunfos y respaldo necesario en el partido tricolor.

Beatriz Paredes, cuando fue candidata a Jefa de Gobierno en 2012, no logró hacer empatía con el electorado de la capital. Miguel Ángel Mancera la rebasó por mucho. Para su desgracia política, el PRI desde 1997 quedó borrado del mapa capitalino.

Ahora, el escenario no es tan distinto, Paredes Rangel fue forjada en la escuela del viejo PRI, la de los mítines gigantescos, la de la parafernalia y el acompañamiento de los sectores que conformaron los pilares del PRI como la CNC. Hoy solo quedan las ruinas. Su primer destape presidencial fue para 2006. Aunque en esa etapa política no estaba del todo convencida. En un juego dialéctico y encriptado que se utilizaba décadas atrás entre la clase política, ella suelta la frase retórica: “no soy una mujer de cargos, sino de causas”.

En la actualidad, el PRI ya no prende y está en vías de la extinción y si no postula a una mujer desaparecerá sin haberse ajustado a los nuevos tiempos, pero ella no puede ser la carta fuerte. Ante un partido como Morena que se encuentra en el cénit del poder político.

Ella tiene confianza en que la Alianza va por México, comience por un trabajo en el exterior. Entre dirigencias estatales de los partidos y ello, la empuje hacia lo nacional. El trabajo no es menor, es ir a contracorriente, aunque el electorado ya cambió desde la primera derrota presidencial del PRI, pero no se da cuenta que su tiempo ya pasó.

@imendozape

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