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#Dobleces Pequeño triunfo

 

Con las campanas al vuelo, Dante Delgado Rannauro, dirigente de Movimiento Naranja, festeja sus logros electorales, pero aun así, el partido se encuentra fracturado. Es el partido de la alegría efímera y de los jingles pegajosos, pero no hay densidad en su programa ni su proyecto. A final de cuentas, el triunfo del 2 de […]


Con las campanas al vuelo, Dante Delgado Rannauro, dirigente de Movimiento Naranja, festeja sus logros electorales, pero aun así, el partido se encuentra fracturado. Es el partido de la alegría efímera y de los jingles pegajosos, pero no hay densidad en su programa ni su proyecto. A final de cuentas, el triunfo del 2 de junio es coyuntural.

Aunque el éxito de Pablo Lemus, en Jalisco es la posibilidad de continuar un proyecto iniciado por el gobernador Enrique Alfaro, el punto de quiebra es que parte de la conquista es por el gobernador y no por el dirigente Dante Delgado y menos por el candidato presidencial “fosfo-fosfo”, Jorge Álvarez Máynez. La realidad es que el voto de castigo a la alianza Fuerza y Corazón por México le acarreó a emecé 6.2 millones de votos, pero costó credibilidad a su interior.

Álvarez Máynez, fue el candidato por dedazo, no fue por un logro democrático. El proceso interno del emecista estuvo desaseado y se convirtió en una simulación y la actitud desplegada por la estructura de Movimiento Ciudadano y de los magistrados Mónica Soto y Felipe Fuentes pusieron en riesgo la vida democrática y de respeto a los derechos de los ciudadanos y militantes de acceder a mecanismos de justicia imparciales. El ejemplo fue beneficiar a Jorge Álvarez Máynez y dejarle, a manos llenas, los recursos públicos del partido y hacer una campaña fuera de la legalidad fomentada desde el Tribunal Electoral.

Y es que, con el triunfo electoral y la sumisión de Máynez a los movimientos políticos de Dante Delgado, el exabanderado presidencial tiene el camino directo a la dirigencia nacional del partido, ya que es un premio de consolación y la seguridad de cubrir los intereses de Dante Delgado dentro y fuera de la estructura del partido.

Aunque en el interior del partido naranja hay ciertas inquietudes. Alfaro es la voz crítica del partido. Sumó al triunfo de Pablo Lemus, pero tiene la certeza que el partido va por una ruta equivocada, en la que la banalización de la política y los intereses enquistados de Delgado Rannauro son el problema y no la solución para el despegue del partido.

La escisión del grupo Jalisco de Movimiento Ciudadano está latente. Más si se continúa por el camino de las decisiones unipersonales desde la dirigencia nacional. Todo en favor de quien llamó Dante Delgado, el nuevo líder de México, en referencia a Álvarez Máynez.

A final de cuentas, Álvarez Máynez fue el rival más débil y el que tuvo nulas posibilidades de triunfo en las urnas, así como señalamientos por parte del círculo rojo de ser un esquirol de la oposición. Con ese estigma caminó una campaña de mucha trivialidad y poca unidad de partido. Solo los incondicionales de Dante Delgado tendrían cabida en el proyecto y su nueva reconfiguración. Su aspiración de trascender por el solo hecho de ser el primer candidato presidencial emanado de las filas de Movimiento Ciudadano fue su combustible. Aunque eso es parte del maquillaje y lo liviano de su talante político. Lo segundo y quizá más relevante son los rencores políticos de Dante Delgado contra el PRI, PAN y PRD, por más de dos décadas su partido fungió como satélite, ahora, cobró venganza y para ello utilizó a Máynez.