Las viejas prácticas de tener disidencias subvencionadas desde la Secretaría General del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), siguen vigentes con Ricardo Aldana Prieto. La reciente movilización encabezada por el dirigente, Rubén Choreño Morales, es una muestra de la manutención de movimientos para crear cortinas de humo y luchas estériles.
Tanto, Choreño Morales, como Jesús Ortega Ramírez, del Movimiento Nacional Petrolero, se encuentran en la lista de disidentes escandalosos, pero sin golpes contundentes para derrocar al dirigente sindical, Aldana Prieto. Lo mismo ocurrió durante la dirigencia de Romero Deschamps.
A lo largo de los 26 años de dirigencia de Carlos Romero Deschamps, crecieron los grupos opositores, los cuales presentaban denuncias sin darle seguimiento ante la PGR, ahora Fiscalía General de la República o la Secretaría del Trabajo y Previsión Social. Sus movimientos eran mediáticos, pero no estratégicos. Simplemente era generar agitación inocua. Al hacer escándalo, los trabajadores petroleros mantenían la esperanza de ver la caída de un dirigente de excesos y componendas transexenales.
Ahora, la reciente movilización de Choreño Morales, cumple las mismas características de las disidencias centaveadas. El cierre de Periférico Sur a las afueras de la Secretaría del Trabajo, fue mediática y estruendosa, pero mal dirigida.
Choreño Morales, tenía que dirigir su reclamo contra Alfredo Domínguez Marrufo, director general del Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral (CFCRL); sin embargo, armó una estrategia de caos, pero el lugar no fue el adecuado. Lo mismo han hecho las disidencias estériles a lo largo de varias décadas.
Para añadir otra limitante es que Choreño Morales ya no es trabajador activo y comenzó a lanzar ataques contra el gobierno de la cuatroté. Su voz y reproche solo han encontrado eco entre diputados petistas como Magdalena Núñez y Francisco Amadeo Espinosa Ramos, quienes le dan foro en la Cámara de Diputados, en actitud retadora contraria a lo decidido desde Palacio Nacional, hace dos años. Ellos ven en Choreño como quien debe encabezar la representación de los trabajadores y del sindicato petrolero.
Y es que, Choreño Morales como Ortega Ramírez formaron parte de la pasarela de trabajadores que atestiguaron la mañanera en la que se presentó Ricardo Aldana y luego la cuatroté, de la mano de Luisa María Alcalde, entonces secretaria del Trabajo, lo legitimó como secretario general del STPRM para el periodo 2022-2024. Y su llamada oposición siguió agachada y debilitada.
Por ello, es que sus acusaciones y movilizaciones se quedan en la anécdota y los gritos ahogados. Las disidencias actuales tienen el mismo comportamiento que los beneficiados por Romero Deschamps por más de dos décadas. Todo se queda en lo liviano.
El sindicato petrolero se encuentra sumido en un pasado político rebasado por la corrupción y de un futuro incierto y de indefinición política frente a los compromisos con la cuatroté. Ricardo Aldana mantiene un bajo perfil, pero actividades redituables para sus intereses económicos y políticos a costa de un sindicato negado a morir o renovarse.