El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, en manos de la magistrada, Mónica Soto, pone en riesgo la estabilidad política del país, ya que se asoma un choque entre el Tribunal Electoral y el Senado de la República. El tema alerta al interior y exterior del tribunal. Al entrar en la recta final del proceso electoral y en la víspera de la calificación de la elección y validez de la misma, es determinante evitar confrontaciones; sin embargo, la magistrada se encuentra moralmente derrotada.
Ella es protagonista de claroscuros y pleitos activados al interior de la Sala Superior. El resultado, el país tiene un Tribunal Electoral inestable y magistrados deshonestos. El involucramiento en posibles casos de corrupción suman negativos a la imagen del Poder Judicial y la llevan a calificar la elección con la sombra de la desconfianza.
La denuncia presentada el 27 de mayo en la oficina del fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, en la que se detalló la manera en que los magistrados de la Sala Superior, Mónica Soto y Felipe Fuentes Barrera, incurrieron en falta grave al rehuir su función constitucional y dejaron de resolver en tiempo y forma la impugnación presentada ante la Sala Superior, en contra del partido Movimiento Ciudadano, ahora toma tintes preocupantes para la estabilidad política del país, ya que se encausó a la Fiscalía Especializada en materia de Combate a la Corrupción que encabeza María de la Luz Mijangos Borja.
El tema es de alta preocupación por la cercanía de la calificación de la elección, pues la Fiscalía General de la República va a indagar a los magistrados Mónica Soto y Felipe Fuentes Barrera por posibles actos de corrupción por los expedientes JDC-608-2023 y JDC-127-2024.
Sin embargo, esto no queda solo en un escándalo extra, dentro del Tribunal Electoral. También Dante Delgado Rannauro, dirigente de Movimiento Ciudadano y su excandidato presidencial Jorge Álvarez Máynez, serán investigados por la fiscal especial María de la Luz Mijangos. La crisis de instituciones político-electorales se agudiza.
Si a este caso de posible corrupción entre el tribunal y emecé se le suma la confrontación que comenzó a azuzar la magistrada Mónica Soto en contra del Senado de la República por las designaciones de las dos magistraturas pendientes en la Sala Superior, el TEPJF hace un papel de institución manejada por una caterva de magistrados pendencieros y deshonestos.
Mónica Soto tiene al TEPJF en una situación tensa y desprestigiada. El tribunal es, hoy en día, una institución devaluada con una serie de choques internos entre sus integrantes, confrontada con el Senado de la República y ahora indagada por la Fiscalía Anticorrupción de la FGR. Esos elementos empañan la garantía de la democracia y exhibe la falta de valores éticos por parte de los magistrados. La desconfianza al Tribunal Electoral es enorme, la serie de escándalos en los que se ha visto envuelto y las resoluciones apegadas a los intereses políticos más que técnicos, ponen en alerta a los demás integrantes del pleno que ven como la institución garante de la democracia se encuentra enlodada por su presidenta.