Acostumbrado a vivir cobijado por el poder desde la década de los 90, Ricardo Aldana Prieto, secretario general del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), se encuentra alejado de la cuatroté. Mantiene el control del sindicato petrolero con mano amenazante, pero carece de liderazgo moral. En la actualidad, es un rey sin corona.
Para muestra de la incomodidad que representa su presencia y su marcado pasado priista para el gobierno actual; en el 85 aniversario de la expropiación petrolera, en el multitudinario acto del presidente Andrés Manuel López Obrador, en el Zócalo capitalino, brillará por su ausencia. De acuerdo con los integrantes del primer círculo del dirigente sindical, tiene marcado en su agenda celebrar la expropiación petrolera en la refinería Lázaro Cárdenas, en Minatitlán.
El heredero del trono de Romero Deschamps, se mueve a una zona de confort para evitar ser el foco de atención. Las malas prácticas al interior del sindicato y la agitación de los grupos disidentes conforman, un coctel explosivo y prefiere que estalle en el Zócalo, donde se advierte se concentrarán grupos disidentes para reclamarle al presidente la permanencia de Aldana Prieto a la cabeza del sindicato petrolero.
El histórico Frente Nacional Petrolero, encabezado por Sergio Carlos Morales Quintana, desmarca a su movimiento de acudir al Zócalo a sumarse al linchamiento y arengas en contra del presidente Andrés Manuel López Obrador, por la permanencia de Ricardo Aldana, en la dirigencia del STPRM. Y es que el frente es uno de los grupos más grandes de la disidencia del sindicato petrolero, pero señala que la mafia sindical cometió todas las trampas a su alcance para mantener la cúpula de poder a su servicio.
En los casi cinco años del gobierno de la cuatroté, la dirigencia sindical del STPRM se encuentra fuera de las celebraciones laborales más representativas, ni el 1 de mayo ni el 18 de marzo se han vuelto conmemoraciones en donde participe el sector petrolero, recuerda Sergio Carlos Morales.
La dirigencia sindical de Aldana Prieto, es la encarnación de los males del STPRM, una democracia llevada a los arrabales, una política de terror en las secciones sindicales, en las que los líderes, afines a Aldana Prieto, mantienen un control a través de prácticas del miedo y el chantaje.
El STPRM es el símbolo de la corrupción desde hace más de 30 años. Declarados, en su momento, a través de Romero Deschamps enemigos de López Obrador, hoy es el reducto de un sindicato caduco y anacrónico. El 18 de marzo se volvió en parte central del discurso de la mañanera para sustentar su proyecto. El 85 aniversario no es la excepción, pero en este caso Aldana prefiere la política desde las cañerías. Eso aprendió y esa es su práctica cotidiana en el sindicato. Es el enemigo en casa. Ganó la dirigencia, pero sin solvencia moral. Intentó romper con Romero Deschamps; sin embargo, es una díada que no se puede disolver. Y en el 85 aniversario será el gran ausente en una conmemoración dedicada a los petroleros.