Cualquier gobernante que se precie a sí mismo, que tenga algo de amor propio, debe pensar sobre cómo lo recordará el pueblo años después de que deje el poder. A la mayoría de los presidentes municipales y gobernadores mexicanos les ha importado más aprovecharse del cargo para asegurar su seguridad económica y la de sus descendientes que el legado que le dejaran a sus gobernados.
Casi sin excepción, un exgobernador o expresidente municipal o exdelegado es recordado por la mayoría de las personas por haber sido un ladrón o un mediocre.
Peor todavía, algunos gobernantes locales que sí hicieron algo positivo y digno de mencionarse, pero eso es generalmente olvidado en vista de que o fueron corruptos o permitieron que lo fueran sus familiares y algunos colaboradores.
En cuanto a legado de quienes han sido presidentes de la República se refiere, un caso que me viene a la memoria es el de Adolfo Ruiz Cortines (1952 a 1958), que pasó a la historia como un hombre honesto, tanto, que el 2 de diciembre de 1954, un día después de asumir el cargo, hizo pública la lista completa de sus bienes, que eran: Una casa en la Ciudad de México, un rancho en Veracruz del que era copropietario, un automóvil marca Lincoln modelo 1948, el coche de su esposa, unos ahorros en un banco y el mobiliario que había dentro de sus casas. El valor total de sus propiedades ascendía a 34 mil dólares de entonces, que equivaldrían a 311 mil 591.67 dólares de julio de 1918 o 5 millones 888 mil 54.31 pesos actuales al tipo de cambio de 18.90 pesos, una miseria si se compara con las fortunas que durante los últimos años han amasado no sólo los presidentes de la República sino muchos insignificantes presidentes municipales.
Claro que hubo errores y aciertos en su gobierno, pero su honestidad es lo que lo siempre lo distinguió.
¿Por qué son recordados otros expresidentes?
Antonio López de Santa Anna por haber cedido más de la mitad de México a Estados Unidos. Benito Juárez por preservar a la República ante la imposición de un gobernante austriaco. Lázaro Cárdenas por la expropiación petrolera. Adolfo López Mateos por haber traído a México los Juegos Olímpicos de 1968. Gustavo Díaz Ordaz por la sangrienta represión de estudiantes ese mismo año.
Luis Echeverría y José López Portillo por haber quebrado al país por sus políticas populistas. Carlos Salinas por el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
Ernesto Zedillo por el error de diciembre que nos volvió a arruinar. Vicente Fox por haber sacado al PRI de Los Pinos. Felipe Calderón por los 100 mil muertos que durante su sexenio dejó su absurda y mal planeada guerra contra el narco.
¿Cuál será el legado de Enrique Peña Nieto? El tiempo lo dirá. Si no son anuladas por su sucesor, bien podrían ser las reformas estructurales que en 2013 logró plasmar en la Constitución.