Las colindancias entre Estado de México, Michoacán y Guerrero no sólo sirven para delimitar territorios, literal. Es un triángulo perfecto para evadir a la justicia, trabajar en la ilegalidad – con menos preocupaciones–, obtener mayores ganancias y para complicar a las autoridades con procedimientos de captura o de inteligencia… Lo platicado a este espacio por la delegada de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), Margarita Romo Ortega, sobre la deforestación en bosques para sembrar árboles de aguacate en el sur mexiquense y la invasión de la maña michoacana es muestra de ello… Los esfuerzos de Romo Ortega en coordinación con instancias del tema, se podrían quedar en acciones aisladas, vaya, en sólo una buena intención si en las propias dependencias la burocracia corta la inercia de una investigación… En la Procuraduría General de la República (PGR), por alguna razón hasta el momento no expuesta, descansan expedientes relacionados con acciones de deforestación…Según lo investigado por este espacio, tres son las principales causas para la inacción. Primero se trata de un negocio diverso y alcanza para varios.
La madera, sobre todo la que se encuentra en ese triángulo tiene varios mercados, incluso internacionales… Lo complicado de la zona y los sistemas de vigilancia y aviso con que cuenta la delincuencia en esta zona son tan puntuales y efectivos que aun antes de que lleguen ya “limpiaron” cualquier rastro o seña que les pudiera delatar… La tercera es más compleja, pero a la vez superior en la efectividad… El dinero que se mueve por medio de la recolección y venta del producto es redituable hasta 300 por ciento…Es dinero fresco, limpio, muy complicado de rastrear en origen y destino… Si a eso le sumas, de acuerdo con vecinos que la gente de las zonas encuentran trabajo, pues los vínculos se vuelven casi irrompibles… Además de todo lo anterior, los malos brincan de una entidad a otra sin el menor problema y, ¿qué tal la protección de corporaciones policiacas?
El pico de pollo
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