Por morbo, enfado y un poco de “¿neta?” en estos días me dio por clavarme en la textura de un tema que, ahora entiendo, a muchos les causa salpullido, váguidos y les sube la presión arterial.
Efectivamente, se trata de uno donde las emociones se confunden y en segundos se pasa del asombro a la admiración, a la impotencia, a la ira, al desencanto, pues. La corrupción es hoy un tema obligado en casi todos los lugares donde a una mesa se sienten más de tres personas… Como una mala canción escucho a cada rato, somos un país corruptísimo, andamos en los tres primeros lugares donde la impunidad tiene su paraíso y cada día crecen con levadura los actos contrarios a la ley.
En síntesis, mexicanas y mexicanos, además de cascabeleros, somos bien corruptos… Pues concretamente no sé a quién o quiénes se refieran, pero en lo que a mí respecta, les quedo a deber, “ora” sí que no se los vengo manejando. Junto con millones de “meshicas” niego nos pongan esa etiqueta. No soy, no somos de ese grupo al que se refieren que, por otra parte, tampoco negaré que exista si lo hay y por desgracia también son un buen…
Dejemos el rollo pues. Mi enfado viene después de leer y escuchar a algunos personajes acomodándonos en el lado del mal, mientras ellos/ellas y unos cuantos más se ubican en la acera del bien, de lo limpio, de lo transparente y cristalino… Ellas/ellos en un oasis y el resto de los mortales quemándonos en las llamas de la corrupción; tampoco es para tanto. Ni todos somos diablos, ni todos somos ángeles. Además, por si algo faltara, la corrupción tampoco es una patente que nos pertenezca. La solución no está en seguir nombrando policías para que cuiden a los policías y así hasta el infinito, esa actitud sólo produce aparatos burocráticos obesos, personajes que se erijan en todopoderosos y espacios de pretexto para cumplir con cuotas. ¿Qué tal si empezamos por dejar de calificar a todo mundo (mexicano y mexicana) como corruptos y nos esforzamos en presentar una propuesta ¿Neta? Somos o “semos”… Cierro pico. Shalom.