Nos estamos acostumbrando a consumir muy rápido la información, a ver sin observar, a leer sin reflexionar, a llevar a cabo decenas de actividades de forma mecánica y todo esto es aprovechado para llenarnos de cadenas para salvar Paseo Tollocan, ayudar a que regrese un niño que fue arrebatado de los brazos de su mamá en una plaza pública o de la menor que fue secuestrada por los integrantes de un automóvil negro, compacto, sin nada más que la suerte para taparles el rostro… Sólo hoy, en cinco ocasiones me llegó un texto invitándome a que este fin de semana vaya a Tollocan para salvar los árboles que quieren talar y es más, también que me niegue a hacer mis compras o visitar Galerías Toluca…
“Un representante de gobierno dijo ayer que era un pequeño grupo el que se opone a que corten los 174 árboles de Tollocan, bla, bla, bla…”. A quienes me lo enviaron les pregunté; ¿quién era ese representante de gobierno, de qué gobierno, a quién le dio la declaración y ante quién?.. Las respuestas, ya imaginaste, pasaron de simple a extraño… No pues la neta no sé, pero pues no se vale que nos hagan menos, “ya sabemos” como se las gastan en el gobierno, fue una. Otra, con una seguridad asombrosa, me dijo; ¿cómo a quién? Pues a los medios de comunicación… Lo prometo ya chequé todos los medios y nada más no aparece ningún representante del gobierno asegurando que son poquitos… Una analista me llamó la atención sobre tres detalles de este tipo de textos. Lo primero, me dijo, es que debes observar que es impersonal o una fuente de difícil acceso, no dan nombres ni cargos concretos…
Como segundo punto llaman a hacer algo (bloquear, ayudar, marcar, reenviar, boicotear o depositar) y tres va amenaza implícita o directa… Si no reenvías este mensaje te va a caer la maldición del árbol de Tule, tus hijos te van a señalar con índice de fuego, serás un mal ciudadano y el mundo se acabará por tu culpa… Y quién propaga todo esto seguro está rascándose la panza en su casa. Lo peor, es que siguen reenviando. Cierro pico.