Las lluvias atípicas, que suelen presentarse cada año en los mismos municipios y colonias, además de llenarnos de agua hasta la cintura recuerdan todo lo laxos que somos para llevar un orden o para realizar acciones de prevención, e insisto, cada temporada de precipitación pluvial nos lleva a reflexionar, una vez más, sobre lo que no hacemos… Vamos desde el principio. Se van las lluvias y nos olvidamos de las obligaciones, de acciones preventivas… Cesan campañas para no tirar basura, porque se va al drenaje y se convierte en obstáculo para las corrientes de agua… “Nombre” tenemos tiempos para hacer limpieza y evitar inundaciones, son expresiones que se vuelven un común…
Otra más sería. Ya están programados los trabajos para el mes previo a que inicie la temporada de lluvias, no hay problema. La situación es que, según esos programas de escritorio, la temporada de precipitaciones no tiene palabra, así es que cada año nos agarra con los dedos en la puerta…
¿Qué no hacemos los ciudadanos?, pues decirle a la autoridad que atienda esas “inconveniencias” con trabajo eficaz, de tal suerte que no esperemos a ver cómo entra el agua de lluvia a la recámara para alertarnos… Exigir también a privados y gobiernos que cada que hagan obras en calles y banquetas limpien el cascajo que suelen dejar. Convertir ese “ya viene la cuadrilla de limpieza” en ¡ya ahora!..¡Ya sé!, debí escribir antes sobre el tema, pero, no hice la tarea. ¡Perdón sincero!
LA RABADILLA DEL POLLO
Pollos en el tejado me dicen que el tema de la Diócesis de Valle de Bravo sigue siendo ocupación y un poco de preocupación, pero el estrés bajó varios decibeles, piensan que lo mejor es esperar a que se tome la decisión, aunque las voces de Pepe Grillo siguen causando desasosiego… Otros emplumados en el hilo me comentan que en breve se conocerá de una empresa en Lerma que contamina como si fueran cuatro. El tema no es menor, pues lleva varios años haciendo lo mismo y con otras irregularidades. Cierro pico.