En el tema de seguridad y/o procuración de justicia, la mayoría, por desgracia, tenemos una anécdota negativa para contar, además con la seguridad de que actores secundarios o extras terminarán por ser protagonistas en la historia. Una relación autoridad-sociedad que inicia y termina con un elemento común: la suspicacia; pero además aderezada con el comentario siempre tan oportuno de alguien cercano, “mejor no te metas en broncas y deja que las cosas sigan”… Llegar al Ministerio Público o con la policía es más extremo que los propios deportes; pues en una de esas, llegas como demandante y sales como demandado.
Los sabuesos de la Ley, Agentes Ministeriales (MP) o uniformados, te ‘taladran la mente’ para asegurarse que no estás para denunciar un auto robo, auto secuestro o auto lesión; porque, “aunque usted no lo crea Doña o Don, esto es más común de lo que quisiéramos, y no es que sugiera o esté insinuando que usted sea de ésos, ésas; pero debemos estar seguros y mejor investigar”… Pero la media filiación que le estoy dando, o sea nada que ver conmigo. Bueno sí, seguro que será la respuesta, pero es nuestra obligación investigar… Esto sucede en cualquier Agencia del MP, pero tampoco es muy diferente en las calles, pues cuando llega la patrulla (20 ó 30 minutos) después de reportado el evento, la situación no es muy diferente, sólo que quien cuestiona es un personaje con uniforme…Esta pequeñez sólo es una referencia para comprender un poco más el porqué, a estas alturas del partido, la sociedad prefiere por una aplastante mayoría, hacer uso de WhatsApp para un grupo de auxilio, que acudir por ejemplo al 911… No obstante que, en este número, 90 por ciento de los llamados es de broma o para “jugar”, cuando se trata de que vecinos de un fraccionamiento, privada o colonia se cuiden, recurren a quienes están agrupados en la aplicación; aunque no todos se conozcan, siempre será más seguro ahí que la policía, pues, “como todos sabemos, ellos están de la mano con los delincuentes”… Cierro pico. Shalom.