¿Por qué el Estado de México? me pregunta un alado hidrocálido. ¿Tienes tiempo?, pues por varias razones, pero mejor dime qué quieres saber y así no me pongo a divagar. ¿Por qué políticamente es un manjar tan apetitoso para la mayoría de quienes se dedican a esto, por qué se les tiene como ejemplo en el trabajo de ese tipo y, además, por qué se les reconoce tanta calidad? Nada más ser el padrón más grande junto con la Ciudad de México, te da el derecho de pase automático, pero si sumas que aquí se desayuna, come, merienda y cena política, pues ya ni le sigo. Aquí en el Valle de Toluca (Metepec y Toluca), le expliqué, por lo menos son siete los lugares en donde se reúne gente, ex profeso, para hablar de política, analizar lo que sucede en la entidad y en el país, además, claro, de intercambiar información… Lo mismo ves a políticos profesionales, que a opinadores, generadores de opinión, aspirantes a vacas sagradas de la política; mandos medios y altos, discutiendo, pero consensuando, pero intercambiando información, pero con las últimas novedades del gabinete federal, y así, y así…
Sabes, aquí sí se caminan las calles, políticamente hablando. La gente de todos los partidos sabe cómo, dónde y con qué puedes abordar a los votantes, porque no simulan a la hora de visitar prospectos… Y la última, quizá sea la más añeja y notoria, se resume en una frase: “aquí somos educados para gobernar, para el poder”. En esa educación, mi querido hidrocálido, va implícito el rol que te toca asumir en cada una de las etapas. Para llegar a la cúspide debes saber cómo se trabaja para conseguir votos, dónde están los nichos de tu partido y de la oposición y, más aún, entender los tiempos, pues no puedes querer ser general cuando ni siquiera sabes cómo es el toque de Diana… Acá esas reglas no escritas se respetan y los acuerdos son casi sagrados, nada de puñaladas traperas; digo, no falta quién rompa con todo, pero son mínimos. Creo que esas son de las fortalezas que más resaltan en quienes andan en la política. …Cierro pico. Shalom.