No desmenuzaré si hubo autorización, tolerancia o complicidad para que decenas de vendedores ambulantes salieran a las calles de la zona histórica para vender sus artículos; pero, por contraparte, me parece muy ilustrativo saber la forma en que se organizan para que no los “tope” la autoridad, entiéndase policía e inspectores….Neta que es toda una experiencia; es como practicar un deporte extremo sin red de protección, sin casco o guantes, con la adrenalina a todo lo que da. La estrategia incluye de cuatro a cinco vendedores “toreros” y cada uno sabe de memoria cuál es el rol que le toca jugar dependiendo el momento, la calle, la mercancía y el resto del grupo… Sobre Hidalgo, entre Juárez y Aldama, en la acera sur, un hombre que vende pilas compartió con este alado los momentos, ésos en que llega la policía o inspectores… Una mujer cargando a una niña en la espalda, ubicada casi en el cruce de Juárez e Hidalgo, fue la encargada de avisar la llegada de la policía. En menos de 10 segundos, cuatro vendedores o “toreros” levantaron la mercancía y se camuflaron entre la gente. No hay manera de demostrar que estaban vendiendo. La mercancía se guarda en bolsa de mandado, de zapatos, mochilas, morrales o lo que sea que evite ver el contenido de la misma. Y como parte de la estrategia, al menos eso parecía, se saluda a los elementos o inspectores que hacen el recorrido.
“Buena tarde jefe” y a recargarse en la pared para esperar a que pase el susto… En una especie de sinfin, ahora la mujer que dio aviso, pasa a ser la última y su lugar es ocupado por quien estaba en la segunda posición antes del operativo. Si alguno termina el producto y no hay más que vender en automático, pasa a ser quien da el “pitazo” de que viene “la ley”.
LA RABADILLA DEL POLLO
Pollos en el tejado me dicen que quien urdió el asunto de las fotomultas, ése que tiene a decenas sin verificar, debe aprovechar el gusto porque le durará muy poco… Lo que parecería un problema, ahora se aprovecha a favor… Cierro pico. Shalom.