Tres horas podrían parecer una eternidad, un lapso difícil de aguantar a campo abierto sin queja alguna, bueno así sería si no estuviéramos en tiempos electorales, si no se tratara de saludar al Presidente de México, Enrique Peña Nieto, al gobernador Alfredo del Mazo Maza, de tomarse la selfie con ellos para presumirla en redes o como fondo de pantalla en el cel, de estar ahí en la entrega del Arco Norte… Ya párale alado y ve al grano… Va pues, fue uno de esos eventos en donde las ausencias, presencias y permanencias dicen más que 25 minutos de discurso… Alfredo, discreto, dejó toda la cancha para que sus paisanos, vecinos, amigos y compañeros disfrutaran a plenitud la presencia de Enrique. De aquel hombre que hace 15 años estaba en estas mismas latitudes pidiendo el voto para convertirse en diputado local y hoy regresó para respirar de nuevo el aire de estas tierras y llenarse del calor de hogar…
Así de arropado el Presidente Peña Nieto dejó fluir la nostalgia y recuerdos, por supuesto, fue enfático en su discurso político y reiteró que no meterá las manos en la elección, pero tampoco permitirá que se minimice el trabajo y logros alcanzados… Y sí, como lo imaginas, la salida del mandatario nacional también fue arropada por ese calor que desde hace 15 años le hizo dar un paso más sólido para llegar a la presidencia… Por cierto que, las horas previas al evento sirvieron para ver a los que quieren, los que pueden, los que sólo desean, los que no llegarán y los que empiezan…Son tiempos políticos, de dejarse ver, de sacar el colmillo largo y retorcido para avanzar, una, dos tres filas y sentarse cerca de donde los o las puedan ver. En una de esas se logra llegar hasta saludarlo de mano y se le pide el “empujoncito” para estar en la boleta, digo al fin nada se pierde con intentarlo… Saludos efusivos, abrazos, risas, pase de lista en las filas principales, seguro esos son los que ya recibieron la “llamada”. Los discretos aún mantienen la esperanza en esa “llamada”… Cierro pico. Shalom.