Algunos despistados afirman que es en el sexenio del presidente Enrique Peña Nieto cuando los mexicanos le perdimos la confianza a los políticos de nuestro país. Esto no es cierto, la desconfianza que hoy existe no es nueva y empezó hace varias generaciones, tal vez desde la fundación de la República Mexicana en 1821.
Hace casi 20 años, el 17 de enero de 1998, escribí una columna intitulada El Rollo, en la que me referí a la desconfianza que le tenemos a nuestros políticos. Entre lo que esa vez anoté, rescato algunos párrafos:
“Los políticos mexicanos son rolleros. Por eso, el mexicano desconfía de ellos. A continuación, algunos ejemplos de declaraciones que han contribuido a minimizar la credibilidad de la clase política frente al pueblo.
“José López Portillo dijo, en un arrebato romántico, ‘defenderé al peso como un perro’ y días después nuestra moneda se devaluó y el país entró a una nueva fase de su crisis económica, aparentemente perenne, que se inició en 1976. Su secretario de Hacienda, Jesús Silva Herzog, explicó con tranquilidad que la caída del peso no era otra cosa que ‘un problema de caja’ y horas después impuso el control de cambios a la vez que el gobierno le robaba su patrimonio a cientos de miles de mexicanos por medio de los aberrantes mexdólares.
“Seis años antes, meses antes del fin del echeverriato, el titular de la SHCP bajo Luis Echeverría, Mario Ramón Beteta, con la misma calma chicha explicó que la devaluación, que llevó de 12.50 (0.0125 de los de hoy) a casi 25 (0.025 de los actuales) pesos el valor de un dólar, beneficiaría grandemente a la patria y a los compatriotas.
“Miguel de la Madrid anunció la Renovación Moral y prometió: ‘se acabará la corrupción’. Creó la inútil Secretaría General de la Contraloría de la Federación (hoy de la Función Pública), nombrando como su primer titular al contador Francisco Rojas (que el ingenio popular rápidamente bautizó como Francisco Rejas). Su sexenio será siempre recordado como el de ‘La Renovación del Morral’ debido a las fortunas que hicieron un buen número de sus “colaboradores”.
Resulta imposible hacer una síntesis de las declaraciones fantásticas que se escucharon durante la administración de Carlos Salinas. En torno al TLC recuerdo cuando, en enero de 1989, Jaime Serra Puche afirmó que México intensificaría sus negociaciones comerciales y “sin formar parte de bloques nocivos o desiguales, buscaría acrecentar su presencia en los mercados mundiales”; una semana después, Fernando Solana dijo que “un mercado común México-Estados Unidos no conviene a nuestro país… el Gobierno mexicano ya expresó su determinación de evitar el establecimiento del mismo”.
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Eduardo J Ruiz-Healy
El Rollo
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