Durante el tercer aniversario luctuoso del gobernador Alfredo del Mazo González, nos ganó la nostalgia y por ello llegaron a nuestra mente dos –bueno, fueron más anécdotas en reuniones de trabajo de su administración. La primera, casi invariablemente- era un viernes en la última reunión de alguna gira de trabajo regional (duraban una semana). Después de escuchar las participaciones, tomaba el micrófono, se lo acomodaba al frente e iniciaba, con esa voz que imponía, “voy a hacer unas breves reflexiones”. “Tómala barbón”, esas breves reflexiones llevaban 120 minutos de grabación. El tema es que no eran “choros interminables” no redundaba y redundaba, sino que además de puntualizar sobre temas, sus discursos tenían memoria y también historia, quizás aprovechando también la frase de “un pueblo sin memoria, es un pueblo sin historia”. A la larga se hizo divertido o así lo hicimos, porque cuando soltaba el comentario, mientras unos nos acomodábamos, los que no sabían la “dinámica” se apuraban a tomar el agua o “acá por lo bajo”, mandaban tarjetas de en quince o 30 minutos salgo, -Ja, pobres ilusos-. Otra, lo prometo me acuerdo y aún se me “enchina el cuero”. Digo de todos era conocido su carácter fuerte, pero, según me dicen y recuerdo, pocos de su círculo rojo fuimos testigos de ello. En alguna ocasión, en el salón Presidentes se dio una reunión -de esas de emergencia- con productores del campo. Todo transcurrió normal, -a pesar de que el tema por sí solo era ríspido-. La gente del campo presionaba para obtener el sí a sus peticiones y el gobernador Del Mazo González, explicaba qué sí se podía y qué no, pero además añadía los porqués en el caso de los no. Uno de los peticionarios decidió romper con la armonía y la dinámica. Dijo no aceptarían menos y así sería. Una vez más el jefe del Ejecutivo, explicó qué sí y qué no. Pero pues el trabajador del campo se aventó como el borras y lanzó la amenaza, “sí no nos dan lo que queremos cerramos calles, paramos actividades y…”. Lo prometo, fue la única vez que vi al gobernar dar un manotazo en la mesa, “no permito que al gobernador del Estado de México lo amenacen, no es el camino”…No se descompuso, no amedrentó, no se excedió, sólo puso orden y defendió la investidura.
La rabadilla del Pollo
Pollos en el tejado me dicen sería muy, muy bueno aprovechar el envión de la decisión de concesionarios de pistas y autopistas para poner un mecanismo de pinchadura de llantas a quien pretenda pasarse una caseta sin pagar la cuota respectiva, para pedirles se atienda a quienes sí pagamos, como merecemos, con vías en buen estado, sin baches, sin piedras en el arroyo de circulación…Si ya le invirtieron tiempo, dinero y esfuerzo a cuidar sus intereses, estaría de súper lujo hicieran lo mismo para cuidar los nuestros. ¿no?…Por hoy, cierro pico. Shalom. Mi correo es: alfredo.albiter@capitalmedia.mx